Puerta del Sol

Puerta del Sol
Puerta del Sol

Cuando uno sale del metro a esa hora en la que la ciudad lleva ya un rato desperezándose, aunque con sueño todavía y duermevela de fondo, el sol penetra bien directo desde el este. Ahora se entiende que la Puerta del Sol se llame así, del sol, por el lugar donde debió de haber una puerta que apuntaba en la dirección del astro naciente de cada mañana. Una puerta medieval en la cerca de la que era villa antes de ser corte, en unos tiempos en los que, más allá, solo habría, posiblemente, algún arrabal de míseras casuchas y campo, mucho e ignoto campo alrededor. Ahora sigue penetrando con fiereza ese sol cada mañana. Es lo único que no ha debido de cambiar bajo sus rayos. Luz que pugna por abrirse paso entre el caserío desperdigado y variopinto que es este Madrid. Luz ardiente que se encarrila entre el surco de los edificios. Sol que calienta y deslumbra a los turistas que, tan temprano, ya pululan por esta parte de la ciudad. Y sol que acompaña, también, a los suministradores de mercancías varias de los establecimientos que jalonan la carrera de San Jerónimo. Así es el despertar en esta parte de mi ciudad.

Miss Sonrisa

Sonrisa, sunrise
Sonrisa, sunrise

¿Es el ser humano el único animal del universo mundo con capacidad para sonreír? Tal vez. La sonrisa es un gesto bien bello y profundamente humano cuando es verdadero y sale de dentro. También hay medias sonrisas que despistan y cuyo significado es equívoco. Uf, y ojo, que hay sonrisas de farsantes, a cargo de grandes fingidores y gentes falsas podridas por dentro y por fuera. Sonrisas falsas y falsas sonrisas. Sonrisas tímidas que todos esbozamos ante una situación que no sabemos cómo controlar. Hay sonrisas que iluminan el mundo y llenan de luz cualquier estancia, por oscura que esté la habitación y por mucho que el cuarto no tenga ventanas que dejen penetrar el sol. Sonrisa vendrá del latín, como casi todo nuestro idioma (el Diccionario de la Real Academia de la Lengua no lo clara demasiado, pero seguro que es así). Sonrisa se parece mucho a sunrise, amanecer en inglés. Parece que la palabra española y la otra en inglés no tienen nada que ver a simple vista, pero yo creo que sí tienen un vínculo, sin duda: porque hay sonrisas que son amaneceres que acaban con el miedo y la noche oscura, que espantan el frío y traen calor. Sonrisa = sunrise. Sonrisas de amanecer, con promesas de mil amaneceres más, que al producirse son un fogonazo de amor, que echan por tierra la tristeza, que basta evocar para que el alma y el corazón brinquen de contento. ¡Miss Sonrisa!

Lo raro es que no dé alaridos

Llevaba días sin escribir este blog. Han pasado muchísimas cosas desde la anterior entrada. Vinieron los Reyes Magos, pasaron las fiestas, empezaron las rebajas, se empinó la cuesta de enero, reapareció Rajoy, ocurrió la desvergüenza del caso Bárcenas. Oigan, qué escandalazo lo de Bárcenas: sobresueldos en B, dinero negro a espuertas… Tremendo. En suma, desde principios de enero ha seguido el ritmo de los días con sus esperanzas, sus desesperanzas y su pereza. Pero aquí seguimos. Con todo este panorama, y a pesar de los pesares, el sol sigue saliendo, y lo raro es que cada mañana, cuando asoma el astro rey por el este, no lo haga dando alaridos, o bostezando, o tapándose los ojos y los oídos, porque el panorama de aquí abajo sigue estando muy malito.