Sociedad de la Opinión

Mil opiniones
Mil opiniones

Los investigadores de las ciencias sociales han ido describiendo los estadios por los que ha ido pasando la especie humana. Uno de las etapas superiores ya imaginada hace décadas fue la de la Sociedad de la información, como un bien esencial que rige todas las actividades del hombre (y de la mujer) contemporáneos, desde que se levanta hasta que se acuesta. De esa Sociedad de la Información hemos pasado ahora a la Sociedad de la Opinión. Ya no importa lo que se cuenta, sino la versión de quien lo cuenta. Las opiniones nos persiguen a todas horas desde las innumerables pantallitas que pululan a nuestro alrededor, convertidas en apéndices de nuestra existencia. Todos obligados a opinar, de lo que sea, en todo momento, con o sin fundamento, en Twitter, en los blogs, en Facebook. En este mismo blog también, claro. La siguiente evolución tal vez sea la de la Sociedad del Hartazgo Con Ansia de Silencio.

Salvemos Telemadrid

Lou Grant
Lou Grant

Yo trabajé como becario en los Servicios Informativos de Telemadrid durante dieciocho meses seguidos, encabalgados entre 1991 y el célebre 1992; hace ya veinte años. Parece que fue ayer. Recuerdo las pruebas de acceso para aquella beca, aquella oportunidad, celebradas en la Facultad de Ciencias de Información de la Universidad Complutense, donde yo hice Periodismo. Las pasé. Luego vinieron los nervios de la entrevista posterior con la subdirectora de Informativos de aquella naciente cadena, que en aquel entonces llevaba muy poco en antena (había nacido en 1989). Una vez conseguida la plaza, me acuerdo de la ilusión de pisar por primera vez una Redacción de verdad, con señores y señoras periodistas, que yo, con apenas veinte años, apenas si había visto antes (salvo en la tele, con series como Lou Grant). Se me llena la cabeza de nostalgia pensando en aquella larga beca de año y medio, que me dio oportunidad de entrar en contacto por primera vez con el fascinante mundo (decepcionante también, por supuesto) del periodismo. Hacer prácticas, además, en una cadena de prestigio, innovadora y rompedora, pues tal era el aura que tenía en aquel entonces la jovencísima Telemadrid. Han pasado muchos años: aquella beca acabó, yo acabé trabajando en otros sitios… Pero conservo el recuerdo de esa etapa, con sus luces y sus sombras, y algunas amistades que siguen en la cadena. Estos días vengo hablando con algunos de los redactores veteranos con los que mantengo relación que siguen por allí, horrorizados, cabreados e indignados por verse sometidos a un ERE despiadado por culpa de la situación de la empresa, en la que los trabajadores no han tenido culpa. Porque el descalabro de Telemadrid tiene un nombre, Partido, y un apellido, Popular: Partido Popular, que ha llevado a cabo un desguace sistemático de la otrora flamante Telemadrid, el canal en el que yo hice prácticas, para dejarlo convertido en una piltrafa en venta para el mejor postor, tras haberlo puesto sin ningún pudor al servicio de los intereses del PP. Qué vergüenza y qué lástima. Todo mi apoyo a los profesionales que defienden la integridad y el futuro de este ente, que nunca debió de perder ni su vocación de servicio público, ni el espíritu con el que nació. !Salvemos Telemadrid!

Que la hiel se vuelva miel

Huelga general
Huelga general, #14Nvamos

Quién no ha tenido alguna vez dudas con la hache de desahucios. A mí alguna vez se me ha colado y he escrito deshaucios. Esta maldita palabra, estos días tan presente, no tiene una etimología clara cuando consultas el diccionario de la Real Academia. Es de suponer que vendrá del latín, pero sabe dios; bueno, sabe el demonio teniendo en cuenta la jodida situación que atraviesan muchas personas desahuciadas. Hay desahucios todos los días; los ha habido por miles desde que estalló la crisis. También hay muchas personas que se sienten desahuciadas, que se están desesperanzando (esta es otra acepción del término) y que atisban un horizonte lleno de nubarrones. Gentes cualificadas y trabajadoras que se quedan sin curro a los cuarenta y algo, víctimas inocentes de esta maldita crisis. Cito esa franja de edad porque es en la que me encuentro, y a uno al final le acaba tocando más lo más próximo. Yo conozco varios casos. Los he tenido de compañeros, de compañeras de trabajo. Hombres y mujeres que buscan un futuro después de haber pasado buena vida en el sector de la comunicación, que en sí mismo anda tan desahuciado y tan dejado de la mano de dios. Gentes que saben que tienen que reiventarse, porque esta profesión, en la que nunca ha sido nada fácil, ahora se ha vuelto, directamente, un callejón sin salida. Iba a escribir que much@s de ellos secundarán la justa huelga de hoy, pero es que en realidad están en paro forzoso desde hace mucho tiempo, demasiado. Yo intento trasladarles ánimo y esperanzas, estirar el brazo hoy que en el cielo no están esos nubarrones grises impenetrables y pillar un cacho del algodón de azúcar que son las nubes que estoy viendo en este momento, para acercarlo a su boca y decirles que todo va a ir a mejor, que mantengan la esperanza y los sueños de los que habla Springsteen en la canción de abajo. Pero es difícil que lo dulce te sepa dulce cuando alrededor todo sabe y huele a hiel en lugar de a miel. Pese a todo, ánimo, compañer@s, porque somos muchos quienes no podemos saborear las cosas cuando sabemos que lo estáis pasando mal.