Grandes y pequeños héroes

Nelson Mandela
Nelson Mandela

La muerte de Nelson Mandela ha poblado este viernes los titulares de los medios de comunicación de todo el mundo de homenajes al gran héroe que se ha ido, al combatiente por los derechos humanos, al baluarte de conceptos como igualdad, dignidad y justicia social. Al político que encarnó valores universales y que cobró trascendencia allende las fronteras de su país, Suráfrica. Fue un gran héroe, sin duda, cuyo nombre ha pasado a la Historia con mayúscula. Aunque hay también otro género de héroes, más desconocidos. Yo hace poco tuve oportunidad de conocer a un héroe anónimo, a un médico de la maltrecha sanidad pública que el otro día comentaba cómo la Comunidad de Madrid y otros gobiernos regionales conservadores no dejan operar todo lo que podrían los grandes hospitales y prefieren derivar los pacientes a la privada. Él, a calzón quitado, reconocía que el Gobierno del PP lo que busca es hacer caja con los derechos de tod@s, y que luego no es casualidad que más de un consejero acabe trabajando en las empresas privadas que reciben estos jugosos beneficios. En fin, lo que todos sabemos, pero explicado así cuando uno habla con reputados profesionales de la sanidad pública cobra una fuerza aterradora. Y de esta manera ocurre que, por ejemplo, los implantes que se ponen en la sanidad privada no son, ni de lejos, de la calidad de los que se emplean en la pública, porque ya se sabe que donde prima el beneficio, no se busca precisamente el beneficio del paciente, sino el de la cuenta de resultados. Esta es la políca del PP: descremar lo público para que otros se beneficien. Y si quiere usted educación, que se la pague; y si quiere sanidad, que se la pague también, porque la tesis de los conservadores es que ni la educación, ni la sanidad de calidad deben estar por igual al alcance de todo el mundo. Para el médico del que hablo, justicia social es algo tan elemental como que una abuelita de un barrio obrero reciba el mismo tratamiento médico que el rey -que, por cierto, se podía haber operado perfectamente en la sanidad pública-; eso es justicia social. En el Día de la Constitución no está de más hablar de conceptos, como el de justicia social, que se están poniendo en riesgo, y por los que hay muchos grandes héroes que han peleado, y muchos pequeños héroes que siguen peleando por los valores que Mandela encarnó. Por todos ellos, por la justicia social, va el Nkosi Sikeleli, el himno nacional surafricano.

El TC le para los pies al Gobierno

Stop
Stop

Es tanta la espuma (sucia en general) que cubre los días y la sinvergonzonería de malas noticias acumuladas jornada tras jornada, que uno corre el riesgo de pasar por alto las cosas buenas que también siguen ocurriendo. Yo quiero destacar hoy una: el Tribunal Constitucional ha dicho no a una de las mayores tropelías del Gobierno conservador, la retirada de la asistencia sanitaria gratuita a los inmigrantes irregulares, una medida xenófoba, injusta y, sobre todo, peligrosa, por cuanto crea guetos sanitarios. Acaba de trascender la noticia de «que el Tribunal Constitucional ha avalado la decisión del País Vasco de garantizar la atención sanitaria pública y gratuita a estas personas y por tanto la asistencia universal, al entender que la desprotección de este colectivo repercute en su salud individual y tiene además implicaciones en la del conjunto de la sociedad. Según el Alto Tribunal, las autoridades «deben prevenir la propagación de determinadas enfermedades infecto-contagiosas» y «evitar riesgos de tipo sanitario». Por lo tanto, permite al Gobierno vasco seguir expediendo tarjetas sanitarias a los ‘sin papeles’ de acuerdo a unos «criterios mínimos» de empadronamiento y arraigo», según figura en el resumen de prensa de La Moncloa. Un buen varapalo para el Gobierno, en donde deberían recordar que los derechos básicos de las personas deben anteponerse a todo y que para su política de recortes enloquecidos también hay límites intocables.

Se coge antes a un mentiroso que a un cojo


Es ya domingo, día de contrición, confesión y solicitud de perdón por los pecados cometidos, y los en general piadosos y temerosos seres de dios que en general dicen ser son los seres que comandan el PP tienen motivo para hacer largas, larguísimas colas ante los confesionarios, tan religiosas como son estas criaturas. Han de pedir perdón por ser tan mentirosos, aunque hay quienes pensamos que lo que ocurre en realidad es que se les ha caído la careta de la derecha rancia y montaraz que portan en sus genes. Así que, amiguitos y amiguitas, ayudémosles a repasar algunos de sus pecadillos:

  1. Prometieron salvaguardar y proteger las pensiones, y justo acaban de decidir que no podrán mantener su poder adquisitivo con el acuerdo del último Consejo de Ministros de no actualizarlas de acuerdo con el IPC. Ah, curiosa coincidencia: no han desvelado su intención hasta que no pasaran las elecciones gallegas, vascas y catalanas. ¡Pillines, pardiez!
  2. Recogieron firmas en contra de la subida del IVA allá por el 2010, pero en cuanto tocaron el poder aprobaron una subida del 18 al 21% en el tipo general de este gravamen, con algunos incrementos sangrantes por ejemplo en materia cultural.
  3. Rajoy dixit aquello de que jamás metería «tijera» a las pensiones, a la sanidad y a la educación, pero aquellas palabras suyas en el debate electoral con Rubalcaba se quedaron en agua de borrajas. En pensiones, ya han visto. En sanidad, copago farmacéutico y xenófoba exclusión de los inmigrantes irregulares. En enseñanza, brutal incremento de la parte de la  matrícula que deben abonar los universitarios. Se calcula que los recortes educativos importen entre 10.000 y 15.000 millones de euros hasta 2015. En sanidad, los recortes sumarán 10.000 millones de euros, al tiempo que varias comunidades regidas por el Pop Party, con Madrid en cabeza, se preparan para privatizar el servicio público. Qué cabe decir de los recortes en dependencia (con un hachazo de 500 millones), igualdad (sangrantes los recortes en la prevención del machismo criminal), justicia (mediante la vía de tasas que deberán pagar los ciudadanos), funcionarios (salarios congelados de nuevo y sin paga de Navidad) y cultura (un recorte en los presupuestos del 30% para este año, amén de un incremento bestial del 8 al 21% en el IVA que soportan las principales producciones).
  4. Amnistía fiscal: El Gobierno de Zapatero barajó un programa de amnistía fiscal que nunca puso en práctica, pero que se mereció toda clase de descalificaciones preventivas de los amigos del PP, que en cuanto tocaron La Moncloa sí se aprestaron a lanzar un amplio programa de afloramiento de capitales irregulares. Por cierto, un fiasco, porque se ha quedado a años luz de los 2.500 millones de euros que quería conseguir. Se penaliza a los ahorradores y a quienes pagan sus impuestos, mientras se premia a los defraudadores: así es el mundo de Rajoy.
  5. Reforma laboral: Dijeron los del PP que jamás abaratarían el despido y bla, bla, bla. Y, como es habitual, hicieron lo contrario, pergeñando una reforma que da luz verde al despido procedente con veinte días de indemnización por año currado, con un tope de doce mensualidades, ampliando las causas de despido. Igualmente, se rebajaron las indemnizaciones por rescisión de contrato procedente, etcétera, etcétera, porque el catálogo de horrores laborales es notable, como se pone de manifiesto con las dos huelgas generales que tiene el triste mérito de haber conseguido ya este gobierno en su primer año de vida.
  6. Impuestos: Allá por el mes de septiembre de 2011, antes del Advenimiento Pop, el líder preclaro de la derecha patria pronunció en su Galicia natal que «nos vamos a oponer a cualquier subida de impuestos», por cuanto «significa más paro y más recesión». Fue llegar al monclovita mundo y aquellas palabras se convirtieron en papel mojado: incremento del IRPF, aumento del IBI…

Otra cosa más: todos estos sacrificios, ¿para qué? ¿Para qué tanto sufrimiento, cuando todo va irremisiblemente peor? Los curas que atiendan hoy los confesionarios, buen dios, no van a dar abasto para hacerte llegar, las confesiones de la pepera dirigencia. Claro, que, en realidad, ¿estarán con el alma compungida o más bien se sienten tan felices porque con la excusa de la crisis están haciendo lo que siempre han querido hacer? Yo me quedo con lo segundo.