El teatro a la calle

Cuánta razón
Cuánta razón

En la madrileña Cuesta del Moyano ha aflorado un escenario temporal –hasta el 24 de septiembre-, que simula los corrales de comedias que se instalaban en las plazas durante el Siglo de Oro, y que nos devuelve el teatro a pie de calle. La idea es fruto de la colaboración entre el Ayuntamiento y la Fundación Siglo de Oro. Una de las obras que tienen en cartel es una fábula entre un encuentro imaginado entre dos cimas literarias de aquellos tiempos, Miguel de Cervantes y William Shakespeare, bajo el título Los espejos de Don Quijote. Es una pieza escrita y dirigida por Alberto Herreros con motivo del 400 aniversario del fallecimiento del autor alcalaíno. Divertida y entretenida, con diálogos muy bien escritos y un brillante monólogo final, la obra invita a acercarnos a los libros de Cervantes, pues, como dice con ironía el propio actor que encarna al autor, haríamos mejor en recorrer sus obras que en buscar sus huesos. Sucede mucho en este país con los clásicos: todo el mundo habla de ellos, nadie los lee. Ocurre también con la obra de otro autor que tampoco debemos olvidar, especialmente por la hondura, el ingenio y el calibre de sus textos, Lope de Vega, del que se descubrió –como consecuencia de la labor de un investigador en la Biblioteca Nacional– una obra inédita, Mujeres y criados, que también está en cartel en este escenario efímero y con fecha de caducidad de la Cuesta del Moyano, pero con obras que están llamadas a perdurar.

Kubik Fabrik, Historia de Usera

Kubik Fabrik
Logotipo de Kubik Fabrik

Érase una vez unos creadores, milagreros laicos y talentosos, que abrieron una sala de teatro en un barrio que posiblemente jamás imaginó tener una sala de teatro así. Aquella locura maravillosa se llamó Kubik Fabrik y ha estado en cartel seis años, seis años repletos de obras de altísima calidad que han merecido aparecer en periódicos nacionales que han convertido a Usera, a mi barrio, quién se lo iba a decir, en un referente en la escena alternativa de Madrid. Por arte casi de magia, por la Kubik fueron y vinieron obras que nos hicieron pasarlo en grande a sus seguidores, asombrados de la fortuna de contar en este barrio con un portento de estas características. Por desgracia, aquella maravillosa experiencia tuvo que cerrar el pasado verano, y lo ha hecho con una obra, Historias de Usera, que convierte Usera y sus historias en un emocionante retablo teatral de pequeñas piezas encadenadas sobre leyendas urbanas y episodios sucedidos en la historia reciente de este distrito, dramatizadas por autores de primer nivel, inspiradas en gentes sencillas y trabajadoras, las gentes sencillas y trabajadoras sobre las que recae el peso del mundo. El proyecto nació como una aplicación, Storywalker, que permite escuchar  estas mismas historias en los lugares del barrio donde sucedieron. Son historias de Usera, sí, pero podrían ser historias universales de cualquiera de los barrios de este país, de esas que ocurren en las barriadas trabajadoras como la que yo me crié en Carabanchel, con sus bloquecitos de ladrillo visto y los descampados de arena indefinida que tan presentes están en esta obra. El director de Kubik. Fernando Sánchez-Cabezudo, y su tripulación, encabezada por Fabián Ojeda, se han despedido del barrio con una obra que es todo un homenaje. Sobre las tablas de esta pieza, que se pudo ver hasta este domingo en Matadero después de interpretarse en Kubik hasta el pasado verano, se han juntado actores y actrices veteranos junto a un entrañable reparto de vecinos, toda una proeza que da sentido a la vocación de la Kubik de ser un espacio al servicio de los ciudadanos de este distrito. Será difícil, a partir de ahora, no pasar por la calle donde se ubicaba la Kubik y no sentir un pellizquito de nostalgia en el corazón. Se han despedido del barrio y de sus historias, pero ya forman parte para siempre de la historia de este barrio. Buena suerte, compañer@s, muchísimas gracias por habernos hecho tan felices con vuestro arte.

 

Usera, puerto de mar

Barco
Barco infantil, listo para colorear

Semana a semana se produce el milagro. Una sala de teatro, nave más que sala por la singladura en la que nos embarca a tod@s, hace que este modesto barrio de Usera se haga la mar océana de las artes escénicas de la mano de obras de primer nivel, nunca antes vistas en un barrio como este y que antes, para ser vistas, requerían que uno tuviera que desplazarse hasta el centro de la ciudad. Sopla el viento, se inflan las velas. De todas las obras que he visto este año, ahora que llega el final de 2014 y a los humanos nos gusta hacer balance, me quedo con cinco piezas que me encantaron: Mendoza, de Los Colochos Teatro; Yo de Mayor quiero ser Fermín Jiménez, de El Pont Flotant; El Minuto del Payaso, de Teatro el Zurdo; La cena del Rey Baltasar, de la Compañía Los Números Imaginarios, y El Examen de los Ingenios, de Bedlam Teatro. Me dejo alguna en el tintero fijo, porque alguna obra que quise no pude ver, pero este ramillete me trae a la memoria un montón de recuerdos y de agradecimientos a los hacedores de esta magia y de tanto arte. Y cualquier elección es injusta y parcial, porque, para mí, tiene mucho, muchísimo mérito, quien salta a las tablas, vence su miedo y nos hace partícipe de su obra y de su arte, pues tal es el objeto del teatro. La Kubik Fabrik y sus arrojados y animosos tripulantes transforman a esta periferia en el centro de la ciudad, con gentes de todo Madrid que se acercan hasta aquí para presenciar el milagro. Y, ojo, que en 2015 prometen muchas sorpresas para seguir creciendo, así que atentos al telón. Semana a semana, la Kubik convierte a Usera en un puerto de mar, con barquitos atracados y barquitos a punto de zarpar.