Aquí no triunfamos todos

Ofrenda floral en Canaletas
Ofrenda floral en Canaletas

La raya entre información y espectáculo está en peligro de desaparición, si no extinta ya. Cuesta cada vez más que esa frontera tan delicada se respete, y todo vale si sube la audiencia y los anunciantes engordan las cuentas de las cadenas. Determinados medios convierten la realidad en un circo y luego se quejan amargamente de ese circo al que ellos tanto contribuyen. Hace unas semanas recuerdo haber escuchado a una locutora ensalzar el esfuerzo informativo –sin duda encomiable– que habían hecho en su medio de los atentados de Cataluña sucedidos días antes. Hasta ahí, bien. El asunto se complicó cuando, llevada de tanta loa, ella y otra periodista que estaba informando desde uno de los escenarios de estos sucesos se echaron tantas flores que la primera se vino arriba y zanjó la escalada de almíbar con un escalofriante “bueno, compañera, aquí triunfamos todos”. Pues no: todos, lo que se dice todos, no. No triunfan ni las víctimas, ni sus familiares, ni los heridos, ni todas las personas aterrorizadas por tanto mal. No puede valer todo en los medios, aunque ese sea el modelo cada vez más dominante. No hay que olvidarse del que sufre. Mala cosa si los medios pierden la perspectiva de la sociedad a la que deben servir.

No pueden ganarnos

Duelo en Barcelona (elespanol.com)
Duelo en Barcelona

Hoy es de unos esos días para mandar muchos besos y tequieros a las personas que uno quiere, de desearles que se cuiden y se mimen, que estamos hechos de un material frágil y perecedero, y más si uno tiene la mala suerte de cruzarse con indeseables como  los autores de la matanza de Barcelona. No hay justificación posible para este mal sin rostro que golpea en todo el mundo, de Barcelona a Afganistán. Hay quienes llama “animales” a estos asesinos, pero nunca se vieron animales que degüellen, que aniquilen a sus congéneres de esta manera, movidos por un odio y una fe en una causa ciega, como antaño lo fue el fascismo o el nazismo. Contra este mal elevado a la enésima potencia solo cabe prevención policial, unidad de las fuerzas políticas, respuestas globales a esta amenaza y fortalecimiento del estado democrático en la defensa de los valores, los principios y las libertades que nos pretenden hurtar, sin ponernos jamás a su altura. Ningún dios puede justificar este mal tan atroz. En Madrid guardamos la memoria del dolor por los horrorosos atentados de 2004, y ahora ese mismo pesar nos hermana, por desgracia, con Barcelona. La mente humana tiene una capacidad infinita para hacer daño, pero estos bárbaros no podrán nunca ganar, no van a pasar, no pasarán. Somos más los que queremos una sociedad en paz y libertad, lejos de la ira y del odio. Hoy es uno de esos días para mandar muchos besos y tequieros a las personas que uno quiere.

Contra la crispación

Gabrielle Giffords
Gabrielle Giffords

El atentado de Tucson (Arizona) contra una parlamentaria demócrata estadounidense debería actuar como una advertencia. Un aviso contra todos los que tensan la vida política hasta hacerla irrespirable; quienes desprecian a su oponente político y sólo profieren invectivas, diatribas y escupen palabras que otros acaban convirtiendo en balas asesinas. Quienes incendian la vida política, de uno y otro signo, aunque no es casual que siempre en el bando de las víctimas suelan estar quienes tienen una mentalidad progresista, como Gabrielle Giffords. Y un aviso también contra la enloquecida proliferación de armas en Estados Unidos, que ya describió hace años el cineasta Michael Moore en el documental Bowling for Columbine, sin demasiado éxito hasta ahora.