Lo raro es que no dé alaridos

Llevaba días sin escribir este blog. Han pasado muchísimas cosas desde la anterior entrada. Vinieron los Reyes Magos, pasaron las fiestas, empezaron las rebajas, se empinó la cuesta de enero, reapareció Rajoy, ocurrió la desvergüenza del caso Bárcenas. Oigan, qué escandalazo lo de Bárcenas: sobresueldos en B, dinero negro a espuertas… Tremendo. En suma, desde principios de enero ha seguido el ritmo de los días con sus esperanzas, sus desesperanzas y su pereza. Pero aquí seguimos. Con todo este panorama, y a pesar de los pesares, el sol sigue saliendo, y lo raro es que cada mañana, cuando asoma el astro rey por el este, no lo haga dando alaridos, o bostezando, o tapándose los ojos y los oídos, porque el panorama de aquí abajo sigue estando muy malito.

Larga vida al presidente

¡Susto o muerte!
¡Susto o muerte!

Tras unos días de silencio en este blog, es de agradecer que esté ahí gobernando Mariano, al que hay que reconocer que por fin se ha quitado por fin la careta de la que no se quiso privar durante la campaña electoral, a pesar de que mira que fuimos legión quienes le pedimos que dijera la verdad a las claras. Pero usted no quiso, y ahora ya ha comenzado a mostrar sus cartas con toda la crudeza del mundo, dándonos nutrientes informativos a todos sus detractores, oiga. Cartas que portan medidas que, no lo olvidemos, no son solo cuestiones de ajustes contables, sino que obedecen a una impronta profundamente derechista. Las primeras medidas adoptadas por Mariano Rajoy son un rosario de perlas neocon, de las que ayer conocimos la última: el abaratamiento del despido y el retroceso en derechos laborales. Pero hay muchas más que orlan la deriva de Mariano, por ejemplo: subida de impuestos sobre todo para rentas medias y del trabajo, no reposición de las plantillas de los empleados públicos, paralización de la ley de dependencia, congelación del salario mínimo inteprofesional, supresión de la renta básica de emancipación a los jóvenes, subida de un 1% de las pensiones mínimas para quitarles más por vía recaudatoria, consagración del déficit cero, vuelta a la energía nuclear, reforma de la ley del aborto para volver a los postulados más rancios, implantación de la cadena perpetua, eliminación de la asignatura de educación para la ciudadanía… Que Dios coja confesados a los que crean. Los demás, que ni siquiera tenemos un dios en el que refugiarnos, ya vamos dados. No sé si seguir haciendo este blog o si ir reservando un vuelo urgente al extranjero para huir de Mariano.