Sin duda, es Carnaval

El Bigotes
El Bigotes

Sin duda, es Domingo de Carnaval. Informaciones de hoy en la prensa seria: «El presidente de la Generalitat Valenciana,  Francisco Camps, firmó ayer el manifiesto aprobado por el PP contra la corrupción política y a favor de la transparencia en las administraciones públicas, en el que los populares se comprometen a trabajar para recuperar el prestigio de las instituciones con una acción política y ejemplar que impulse la limpieza y el respeto a las reglas de nuestro Estado de derecho en todos los ámbitos de la vida pública. Francisco Camps, imputado por cohecho por aceptar regalos de la trama Gürtel, firmó el manifiesto entre los aplausos de sus compañeros de partido, incluido Mariano Rajoy que, según los diarios, el día anterior se había mostrado frío en su saludo al presidente valenciano, ratificado por el PP como candidato a la reelección.» Sin palabras, sin vergüenza…

Ratas orientales

Ratas
Ratas

Los sátrapas orientales confunden su mundo con el mundo. Lo que distingue el crecimiento del ser humano es su capacidad para concebirse como un ente autónomo frente al entorno (The Magic Years, Selma H. Fraiberg): «Un perro no sabe que es un perro; un ratón no sabe que es un ratón; e incluso entre los primates superiores encontramos que los más avanzados chimpancés no saben que son un chimpancé (…) La cualidad fundamental de la inteligencia humana proviene de su conocimiento de un sí mismo que está separado y es distinto del mundo objetivo». Los sátrapas orientales son ratas que no han pasado de la fase del pensamiento mágico infantil que considera que sus acciones y pensamientos son la causa de todas las cosas. Son patéticos absolutistas disfrazados de Carnaval de manera permanente. Y lo peor es que se pensaron que podrían someter eternamente al pueblo con sus chiquilladas (y casi lo consiguieron; el dictador de Libia durante cuarenta años). Y lo peor es también el papel de un Occidente que les ha reído las gracias durante muchos años, muchos, casi los que median entre el reparto colonial de estos territorios en el siglo XIX y principios del XX hasta ahora, cuando las cosas parecen estar cambiando. Es hora de que los países del otro lado del Mediterráneo avancen hacia sociedades adultas que sustenten democracias avanzadas de una vez, en beneficio de todo el mundo. Y que las ratas orientales se escondan con sus disfraces carnavalescos en las cloacas de las que nunca debieron salir.

Año del Tigre

Año del Tigre
Año del Tigre

Necesitados como estamos de celebrar lo que sea en este triste y crudo invierno de 2010, cualquier excusa es buena para elevar el ánimo y la temperatura de los cuerpos, o al menos para intentarlo. Ya sean los premios Goya, el Carnaval o el Año Nuevo chino (農曆新年), el cuerpo pide animación entre tanta grisura, ante tanto cielo plomizo de un invierno que ha vuelto a ser como los de antes, un horizonte que no termina de aclararse y una actualidad desalentadora. Ya falta menos para la primavera, para el consuelo del calor y el color que nos saque de la nevera y nos sacuda el alma. Y, mientras tanto, podemos consolarnos con los augurios del recién comenzado Año del Tigre, un periodo –según los conocedores del mundo zodiacal chino- que será propicio para la valentía, la fortaleza, los nuevos retos, el movimiento, el cambio, la novedad y la curiosidad. Un signo optimista, vaya, que es lo que hace falta ante tanta falta de luz: que sus rugidos espanten las incertidumbres del triste panorama cotidiano y -entre la jungla- despejen el camino hacia un futuro mejor.