La cosificación

Anuncios de prostitución
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Los diarios que publican anuncios de prostitución parecen amparar el concepto de que la mujer es una cosa, un objeto sexual con el que es lícito hacer negocio. «Todo vale para la pela», parecen decir, «y no vamos a prescindir de un ingreso tan enjundioso en plena crisis económica». Son casi todos los periódicos que no le hacen ascos a este comercio humano -la inmensa mayoría, salvo contadas excepciones-, que se calcula que al año mueve 18.000 millones de euros en España, de los que unos cuantos millones caen en las arcas de los rotativos. «Ningún medio que se proclame defensor de los derechos humanos puede publicar este tipo de anuncios y, si lo hace, se convierte directamente en cómplice de esta forma de esclavitud», sostiene Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas (citada en La Voz de Asturias). Los diarios que se prestan a este sucio juego contribuyen a la cosificación de la mujer, aunque luego pongan el grito en el cielo cada vez que, por ejemplo, se produzca un nuevo caso de violencia de género a manos de hombres que consideran a sus parejas meras cosas cuyas vidas están en sus manos (¡ya van 16 muertas por terrorismo doméstico!). Alguna reflexión sobre su responsabilidad también deberían hacer estos medios, más allá de mirar solo el balance contable.

Manteca ibérica

Ojo izquierdo
Ojo izquierdo

Hojeo, con el dolor de cabeza producido por la lectura previa, el delicioso librito que el veterano periodista José María Izquierdo -autor del blog El Ojo Izquierdo– ha dedicado a Los cornetas del Apocalipsis, una tropa integrada a diez personajes cuya sola enumeración turba el ánimo de cualquier ciudadano moderadamente progresista que se haya sentido agredido por la bilis que esparcen desde sus atalayas mediáticas Federico Jiménez Losantos, Alfonso Ussía, Sánchez Dragó, Hermann Tertsch, César Vidal, Antonio Burgos, Juan Manuel de Prada, Carlos Dávila, Pío Moa e Isabel San Sebastián. «Insolentes y lenguaraces, insultan como tabernarios y vilipendian como desfachatados. Son, además de reaccionarios, exactos representantes del cutrerío hispano que desprecia todo lo que, encogidos por el desconocimiento, les asusta. Para ellos no hay feministas, sino tiorras feministas; no hay homosexuales, sino floritos o sebosos andarines, y no hay progresistas, hay chusma progresista. Son la grasa de las gallinejas, la manteca del chorizo, el aceite recalentado de la churrería», relata Izquierdo. Son sus obesiones cuestiones como el 11-M, la ampliación de los derechos civiles y todo aquello que huela a un mínimo progreso. Sus almas solo descansarán cuando gane el PP y se erradique de la faz del terráqueo mundo todos los males que les atormentan. ¿O no?

Fuera velos, fuera telarañas

Entrevista
Entrevista

Es solo la anécdota de la estupenda entrevista de Los Desayunos: el pañuelo que tuvo que aceptar ponerse la periodista (Ana Pastor, TVE) se fue deslizando frente al entrevistador (Mahmud Ahmadineyad, presidente de Irán), hasta dejar al descubierto su melena. La prenda fue cayendo al ritmo de las incisivas preguntas de Pastor y de las respuestas enrocadas -a menudo contestadas con evasivas, con repreguntas de él hacia ella- de la cabeza visible de un régimen reaccionario, confesional y conservador, que lo mismo persigue homosexuales, que niega el holocausto, que reprime con dureza las protestas de los opositores o que considera a las mujeres seres impuros y de segunda categoría. El pañuelo lo llevan en realidad personajes como el presidente iraní, pero en los ojos y en el cerebro. Ahmadineyad, en su calidad de ingeniero civil según su formación, debería dedicarse a tender puentes y no a levantar murallas. Pero salta a la legua que se dedica a lo contrario.