Esa mayoría

Debate
Debate

Las encuestas publicadas por los medios de comunicación dicen que la mayoría de los españoles cree que Mariano Rajoy ganó el debate con Alfredo Pérez Rubalcaba del pasado lunes por la noche. A esa mayoría, por tanto, no le inquietan la ambigüedad calculada, la falta de propuestas y de iniciativas del presidente del PP. A esa mayoría no le alarmó que el líder del PP echara una y otra vez balones fuera ante las reiteradas preguntas del candidato socialista sobre el futuro del Estado del Bienestar. A esa mayoría, por lo que se ve, no parece preocuparle lo que pueda ocurrir con las pensiones, con la sanidad, con la  educación. «Estos son mis principios; si no le gustan tengo otros», decía Groucho Marx, y es la divisa que podría emplear Mariano Rajoy para esta campaña, en la que procura por todos los medios no dar un paso que movilice al electorado de izquierda y que le reste votos. Lo que sea con tal de llegar a La Moncloa a golpe de bostezos, sin que nadie conozca, aunque se intuyan, las auténticas propuestas de su programa en la sombra, y que él se negó a desvelar en el debate televisivo. Si esa mayoría se mantiene y el Advenimiento Marianil se produce (¡los votos no lo quieran!), las próximas comparecencias televisivas de Rajoy a partir del 20 de noviembre ya no serán tan ambiguas, y más de uno entre esa mayoría tendrá que plantearse para qué ha servido su voto.

Enfermedades raras

Mariano Rajoy
Mariano Rajoy

«Estimado Mariano Rajoy: soy médico psiquiatra. Le escribo esta carta porque quería hacerle una pregunta: ¿qué extraño mal le aqueja? Soy convicto y confeso seguidor de su formación, aunque lo de serlo de usted es otra cosa, como ya explicaré más adelante. Ayer vi su actuación en el intenso debate económico del Congreso. He de confesarle que me defraudó usted, por no atreverse a presentar una moción de censura contra Zapatero, pergeñador de todos los males de este mundo y autor intelectual del asesinato de Kennedy (tengo sospechas fundadas que he corroborado con un reportaje que vi en la TDT). Lo que me descolocó fue su ocurrencia con su llamada a la sedición a los diputados socialistas contra su líder. Creo que fue usted imprudente, porque ya sabe que muchos de los seguidores del PP no comulgamos precisamente con usted, y de hecho por lo bajini solemos comentar lo bien que nos iría sin la compañía de usted. Y como especialista que soy, le pregunto: tras ver lo de ayer, ¿no estará usted proyectando sobre los otros sus propios temores y terrores nocturnos de acabar apuñalado por los suyos? Supongo que en Génova tienen un capellán para tratarse las enfermedades del espíritu, pero modestamente me ofrezco por si puedo pasar a formar parte de su plantilla, para atender estos otros males de la mente. En fin, no soy precisamente fan de usted, pero la pela es la pela. Le mando mi CV y quedo a la espera de sus noticias.»

La piel de toro

Escudo Federación Rusa
Escudo Fed. Rusa

Mucho ha cambiado la piel de toro en los últimos años, ¿sabes, Faktuna? Esta mañana, en una oficina de correos de un barrio al sur de esta gran ciudad de Madrid, una inmigrante enviaba 600 euros, más de veinte mil rublos al cambio, a alguien en otra gran ciudad de la Federación Rusa. Comentaba que nació en 1963, y su edad era similar a la de la funcionaria que le atendía. En el 63 este barrio lo formaban emigrantes españoles de muchos rincones de la piel de toro. Ahora lo forman, además, inmigrantes de toda la aldea global. Donde muchos ven un riesgo, otros preferimos ver un factor de enriquecimiento. ¿Riesgos?: claro, es el mayor desafío que posiblemente tiene por delante nuestra sociedad. Éste es un debate que debe hacerse con la mirada abierta, de forma realista, sí, pero libre de prejuicios también.