¿Cómo me he puesto así de gordo?

Arenques
Caja de arenques

«Ando ya para los ochenta años. Me acuerdo de cuando este barrio era un pueblín desangelado al otro lado del Manzanares, en aquel entonces tan lejos del centro de Madrid. Me vienen a la cabeza la guerra, el hambre que vino antes y el hambre y el horror que vinieron después con la victoria del fascio redentor. Años de plomo. Entre tanta grisura sonrío con recuerdos de pequeñas tonterías, de cuando subíamos en el tranvía que nos llevaba al centro, que iba brincando entre el adoquinado de las calles. El puentucho que había sobre el río, que había que reconstruir en cuanto el Manzanares crecía un poquito con las lluvias del invierno (que en aquellos años llovía un poco más, aunque este invierno no está siendo nada seco). Y chupábamos la raspa de la sardina arenque en salazón que comía mi padre, cuando podía, casi que como único sustento. Oiga, usted, qué hambre he pasado yo, un hambre de siglos, una hambruna insaciable. Como un ratón he roído cortezas de jamón, espinazos de cerdo, esas raspas de sardina arenque que le decía, mendrugos de pan miserable, los cachos de tocino rancio y trozos de algo que se parecía al queso, duro como una piedra. Quién me ha visto y quién me ve, porque lo que no me explico, oiga usted, es cómo me he podido poner así de gordo, con toda la hambre que yo he pasado…»

Formas caprichosas

La Bruja de Oro
La Bruja de Oro

«Querida doctora, cuando cierro los ojos veo formas caprichosas dentro de mis pupilas que se anticipan al futuro. Son como burbujitas evanescentes; algunas se van hinchando como nubecillas preñadas de agua que ¡pumba! revientan de golpe y me dejan empapado de la piel pa dentro. A veces esos pequeños cuerpos se me asemejan a gentes que he conocido. Otras más bien parecen letras, de distintos alfabetos (conozco el latino, pero entreveo incluso letras del cirílico y algunos caracteres chinos). Últimamente veo números, muchos números; sí, barrunto que tienen que ver con el Sorteo de Navidad de mañana miércoles. Los he apuntado y he podido comprar en La Bruixa d’Or unos décimos con esos guarismos. ¡Este año seguro que nos toca (se lo digo por el décimo que le regalé)! Doctora, si ve que no vuelvo la próxima semana a la consulta, posiblemente es que ya seré millonario; ya le mandaré una postal desde Miami. Leí que todo esto de las manchitas de mis ojos tiene una explicación científica, creo recordar que relacionada con los glóbulos de la sangre o dios sabe qué, pero a mí me gusta pensar que estas formas revelan que tengo mucha vida interior. Más que exterior, sin duda. ¡Suerte!»