El TC le para los pies al Gobierno

Stop
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Es tanta la espuma (sucia en general) que cubre los días y la sinvergonzonería de malas noticias acumuladas jornada tras jornada, que uno corre el riesgo de pasar por alto las cosas buenas que también siguen ocurriendo. Yo quiero destacar hoy una: el Tribunal Constitucional ha dicho no a una de las mayores tropelías del Gobierno conservador, la retirada de la asistencia sanitaria gratuita a los inmigrantes irregulares, una medida xenófoba, injusta y, sobre todo, peligrosa, por cuanto crea guetos sanitarios. Acaba de trascender la noticia de «que el Tribunal Constitucional ha avalado la decisión del País Vasco de garantizar la atención sanitaria pública y gratuita a estas personas y por tanto la asistencia universal, al entender que la desprotección de este colectivo repercute en su salud individual y tiene además implicaciones en la del conjunto de la sociedad. Según el Alto Tribunal, las autoridades «deben prevenir la propagación de determinadas enfermedades infecto-contagiosas» y «evitar riesgos de tipo sanitario». Por lo tanto, permite al Gobierno vasco seguir expediendo tarjetas sanitarias a los ‘sin papeles’ de acuerdo a unos «criterios mínimos» de empadronamiento y arraigo», según figura en el resumen de prensa de La Moncloa. Un buen varapalo para el Gobierno, en donde deberían recordar que los derechos básicos de las personas deben anteponerse a todo y que para su política de recortes enloquecidos también hay límites intocables.

Una sociedad dual

ADN
ADN

Los recortes brutales en educación, sanidad y servicios públicos decretados por la mayoría absolutísima del PP no están animados por un espíritu reformista. No son el cambio, son el cambiazo. No son reformas del modelo existente, sino pasos hacia otro paradigma: responden a una ideología concreta, neoconservadora y muy de derechas, que mina el ya de por sí escaso sentido de lo colectivo que tenemos en este país y consagra el individualismo más atroz. Es el refrendo, desde el poder, al «que cada cual se saque las castañas del fuego» tan enraizado en nuestro ADN, a que cada cual se busque la vida y que el que tenga pocos recursos quede sumido de por vida en el agujero. Ese es el modelo de sociedad que promueve la derecha española, con decisiones tan atroces como retirar la tarjeta sanitaria a los inmigrantes sin papeles. Y si la única solución para salir de la crisis son estos tijeretazos tan feroces y el establecimiento de una sociedad dual en la que los ricos y poderosos van a ser todavía más ricos y poderosos, y los más desfavorecidos van a quedar todavía más hundidos en el fango sin una mano que desde lo público preserve los equilibrios y les eche un cable, a mí eso no me va. Que paren el tren, que me quiero bajar. Y si no lo paran, unámonos quienes pensamos distinto y hagámoslo parar y transitar por otras vías antes de que nos arrolle. Este domingo hay convocadas manifestaciones en varias ciudades de España contra los tijeretazos.

Ejemplo de dignidad

Solidaridad
Solidaridad

Un ejemplo de dignidad. Noticia en La Verdad, de Murcia, de hoy: «33.319 inmigrantes que residen en la Región de manera irregular se quedarán sin tarjeta sanitaria el día 1 de septiembre, lo que significa que no podrán seguir acudiendo a su médico, salvo que sean niños o mujeres embarazadas. Sin embargo, algunas consultas seguirán abiertas para ellos, porque cada vez hay más voces entre los profesionales que apuestan por la objeción de conciencia a la norma. La campaña, que ha irrumpido especialmente en las redes sociales, está recibiendo el apoyo de colectivos como ‘Nogracias’ (una plataforma que nació para defender la independencia de los médicos frente a la industria farmacéutica) o la Asociación en Defensa de la Sanidad Pública (ADSP). Dejar fuera de la cobertura sanitaria regularizada a miles de inmigrantes (solo urgencias) es, para Abel Novoa, impulsor de ‘Nogracias’ en Murcia, «una medida demagógica» que se acerca a «discursos de extrema derecha» y que además no aportará ahorro real a las arcas públicas. «Si no se atiende bien a los pacientes crónicos, al final terminarán acudiendo a Urgencias con complicaciones graves, y supondrá un mayor gasto», denuncia Novoa, que fue director de Calidad Asistencial de la Consejería.» El ejemplo está cundiendo en otros puntos de España.