From lost to the river

Alien
El alien

«Cuando me desperté, el dinosaurio seguía allí. Se me viene a la cabeza una copia del cuentecillo de Augusto Monterroso, agente, porque ocurrió tal que así: al incorporarme de la siesta, me encontré con el cadáver de la casera, doña Rogelia, en el suelo de la cocina, todo roído hasta los huesos. No es que esté comparando a la señora con un dinosaurio, no, aunque sus años tenía ya. El probecito se lo había comido entero. ¿Quién es el probecito? Le cuento; apunte, agente, apunte. Esta buena mujer cuyos restos están ahí desparramados, mi casera (lo que queda de ella), vino a visitarme esta mañana y se empeñó en recoger la cocina y en limpiarlo todo. Yo no lo veía tan sucio, pero es que la viejuna era obsesiva. Se puso a colocar los estantes, a frotar la encimera, a limpiar los azulejos con baldosinín, amoniaco, lejía y KH7… ¡Muerte a la grasa! Qué tipa. A mí, plim. Le dije que, muy bien, que limpiara lo que quisiera, que eran las cuatro de la tarde y yo me iba a echar un rato. Y mira que se lo advertí: doña Rogelia, el refrigerador mejor no lo toque, y, sobre todo, no se le ocurra abrir la olla naranja que está dentro de la nevera. Pero, oiga, la viejuna era tozuda, qué quiere que le diga, agente. En la olla naranja vivía él, un alien que surgió un buen día, estos meses de atrás, transmutado de unas albóndigas putrefactas que no me comí; yo le tenía cariño al probecito alien, y de hecho usaba la olla naranja para echar basurillas varias, que el probecito alien roía con gula; a mí me quería bien y no me hacía nada. Pero, claro, a la viejuna no le conocía, se debió sentir amenazado y… le saltó a la yugular. ¡Mira que le dije que no abriera la olla naranja! Pobre mujer; si ya le decía yo que tanta obsesión con la limpieza no era buena. Mire, mire, agente, el alien se ha encaramado a la estantería y se relame de gusto cuando repara en los huesos de doña Rogelia. ¿Ha visto qué dientecillos tan afilados tiene?; cortan como un bisturí. Pero, ¿qué hace, agente?, no le dispare al probe, que me va a agujerear los azulejos. En fin, agente, que de perdidos, al río (from lost to the river, ¿en inglés se dice así, ¿no?; yo es que estoy aprendiéndolo 😉   »