La mujer sin apellidos

Mapa de El Salvador
Mapa de El Salvador

De Beatriz, la joven salvadoreña cuya vida pende de un hilo como consecuencia de la gestación de un feto sin ningún tipo de viabilidad, no se conocen los apellidos. Solo se sabe que es un caso terrible y que las autoridades judiciales de su país le han dado la espalda: no le permiten abortar, aun sabiendo que porta en su interior un ser que no sobrevivirá cuando lo dé a luz, y que el mismo parto puede complicar su vida. Ha sido el escándalo internacional desencadenado por la vulneración de los derechos más básicos de esta mujer sin apellidos -desde ONGs y organizaciones internacionales de todo el mundo al PSOE se han preocupado por su vida- el que está forzando al Gobierno salvadoreño a buscar una solución, al margen de la decisión de los jueces del país centroamericano. De Beatriz no se conocen los apellidos. En este momento puede llamarse Beatriz Humillada, Beatriz Asustada, Beatriz Desolada. Es clave seguir ejerciendo presión para que el Gobierno de un país llamado El Salvador siga los parámetros de su nombre y actúe, y que Beatriz pase a tener un único apellido, para siempre, y que sea un símbolo de lo que jamás puede ocurrir cuando están en juego los derechos de las mujeres: Beatriz Salvada.

La llama humana

Mor Karbasi
Mor Karbasi

Escuchando el otro día en vivo en Madrid a una cantautora en ladino en un recital organizado por Casa Sefarad Israel, la judía Mor Karbasi, reparaba en que son las mujeres las que han transmitido la llama de la humanidad desde el origen de nuestra especie. Son ellas las que en todos estos siglos oscuros pasados -y en tantas oscuridades presentes- se han ocupado de poner luz a todas las cosas verdaderamente importantes, mientras nosotros los hombres estábamos ocupados en un sinfín de gilipolleces. Y a pesar de todo, han sido históricamente despreciadas, vituperadas, violentadas. Y no menos despreciado, vituperado y violentado ha sido el movimiento feminista que ha emancipado a las mujeres. Sé que estoy escribiendo cosas de perogrullo, pero no por ello deja de resultar escandalosa esta realidad, que se evoca al escuchar un romance en ladino que se ha podido transmitir de generación en generación, desde hace siglos, gracias a la magia de las mujeres que mantuvieron viva la llama de Sefarad en sus hogares.

A los miserables

Lazo contra la violencia
Contra la violencia

A los miserables que oscurecen la vida de sus parejas. A quienes siguen pensando que la vida de sus mujeres vale menos que la suya propia, hasta el punto de poder exterminarla. Que la mujer es un ser inferior al que pueden despreciar, maltratar, golpear, violentar. A los abyectos que golpean a sus parejas olvidándose de que han nacido de un cuerpo de mujer, el misterio más sagrado del mundo, los seres más perfectos de la creación. A quienes levantan la mano contra la persona a la que un día quizá amaron, descargando su frustración sobre ellas. Hacia quienes siguen predicando y defendiendo cánones de conducta machista y reaccionaria. A quienes manipulan los sentimientos de sus parejas para retorcerlos en un juego macabro. Hacia toda esa basca repugnante, vaya mi desprecio y mi asco. Para evitar que siga oscureciendo hay esta noche una concentración en la Puerta del Sol, a las 19:00 (habrá muchas más puertas del sol en ciudades españolas), en el Día Mundial contra la Violencia de Género, que en España sigue dejando un reguero de víctimas intolerable.Y vaya mi afecto a las víctimas de la plaga, y a tod@s aquellos que defienden con uñas y dientes el derecho de sus hijas a crecer libres, independientes y felices.

PD.- La política socialista Elena Valenciano ha lanzado en Twitter una iniciativa para cambiar hoy el avatar de cada cual por el lazo contra la violencia de género. Se trata de inundar la red social de lazos como el que ilustra este post, a modo de expresión de solidaridad con quienes sufren. Llegará el día, seguro, en el que no haya que dedicarle un día a esta desgracia, y las lágrimas vertidas ayer habrán regado el frondoso árbol de la igualdad de mañana, que guardará bajo sus ramas a todas las mujeres.