SOS gorriones

Gorrión
Gorrión

No sé qué estará pasando en las nubes, pero la cosa es preocupante. No me refiero al frío y a la lluvia, al tiempo gris de esta primavera que no ha llegado a nacer y que aparenta ser un esbozo solo antes de que nos golpee de pleno la canícula. Hablo de los pajarillos que no veo en los parques, en las calles. De los tímidos y gráciles gorriones, el ave por excelencia de Madrid, que yo tanto eché de menos cuando viví en otra parte de España en la que no eran una especie frecuente. ¿Qué está pasando con ellos, qué estará pasando? Su disminución es vertiginosa y ahora cada vez es más raro toparse con ellos, con el macho con su mancha en la papadita y la hembra parda, picoteando siempre tímidos los cachos de pan que les arrojaban los viandantes. ¿Es su disminución, o su retirada, un signo de los tiempos? A mí me gustaría que volvieran y que acabaran las amenazas que se han cernido sobre ellos, porque, sin ellos, siento que Madrid es menos.

PPG

Gorrión
Gorrión

PPG, siglas del Partido Pro Gorrión, de inminente aparición. Cuentan los medios de comunicación que los especialistas y amantes de estas avecillas están/estamos en alerta ante la caída de su población, de la que culpan a la competencia de otras especies -como las palomas y las cotorras- y a la excesiva limpieza de las calles, que elimina su magro sustento. Su censo es, todavía, muy elevado (hay 160 millones de ejemplares de gorrión común en España), pero su población ha bajado un 5% al año entre 2002 y 2008 (en tres comunidades se ha contabilizado una pérdida anual de 400.000 ejemplares). La situación es análoga a la que se viven en otros países: en Londres, por ejemplo, la especie roza el peligro de extinción después de que haya perdido más del 70% de su población desde 1970, relatan los periódicos. Así pues, ¡salvemos al gorrión! Que alguien haga algo y constituya ya el PPG: no privemos a nuestros hij@s del placer de ver a estos delicados animalitos bricando en los parques con su característico estilo, persiguiendo una miga de pan o una cáscara de pipa de calabaza; ellas todas pardas, ellos con la garganta negra.