Que se dejen de zurriagazos

Coexist
Coexist

Los Balcanes del siglo XXI llevan muchísimo tiempo desplazados a Oriente Próximo, en donde el sonido de los tambores de guerra no ha dejado de sonar. Ahora vuelve, insistente, con aroma de muerte, en el enésimo choque entre Palestina e Israel, después de los cohetes lanzados por los primeros contra los segundos, y la respuesta de los segundos, con el trasfondo del debate en este mes de la justa pretensión de Palestina de ingresar como estado observador de la ONU, y las próximas elecciones en Israel en 2013, y , y, y… Demasiados decenios ya sin una solución definitiva. Yo defiendo Israel como nación democrática, el país tan vinculado a nuestra Sefarad, que ha alumbrado músicos que a mí me gustan tanto, como David Broza, Yasmin Levy, Mira Awad, Mor Karbasi…; escritores como Amos Oz, David Grossman… Grandes intelectuales que abogan por una nación en paz con su entorno, y que sea respetada por su entorno, por supuesto. Y defiendo también una Palestina democrática y que vele por el desarrollo de la igualdad y la justicia social. Dos estados que coexistan. ¿Por qué es tan difícil? Quizá haga falta una gran alianza de los sectores más moderados de ambos lados, que den la espalda a los extremistas de una y otra parte. Mientras este avispero no se calme, esa zona del mundo seguirá siendo un quebradero de cabeza permanente.

Egun on, eskerrik asko, agur

Ernest Lluch
Ernest Lluch

Egun on, estos sí que son buenos días con una de las noticias más grandes de los últimos tiempos: el cese definitivo de la violencia de ETA. Días de eskerrik asko, de dar gracias a todos los que han luchado contra el delirio fascista de unos fanáticos que solo han causado dolor. Agradecimiento infinito a jueces, fiscales, políticos democráticos, cuerpos de seguridad, sociedad civil que se hartó del mesianismo y la vesania de unos pocos. Días de agur, de adiós a la banda de desalmados que ha originado casi mil muertos en sus insoportables años de triste historia. Faltan pasos por darse (la disolución definitiva de ETA y la entrega de las armas), pero el cese de la violencia no tiene vuelta atrás. Son momentos para estar con las víctimas, para reforzar los vínculos con todos los que han sufrido por la locura criminal de unos pocos: las familias de Francisco Tomás y Valiente, de Ernest Lluch… Tantos nombres; casi mil asesinados. Vivimos en una democracia avanzada, las ideas pueden defenderse a través del contraste de pareceres y sin el recurso a las bombas y a las pistolas; lástima que ETA haya tardado tanto en percatarse. El Estado de Derecho ha derrotado a la barbarie.

PD: ¿A qué se van a dedicar en el futuro todas las voces de la caverna que se han consagrado durante tanto tiempo casi en exclusiva a hablar por activa y por pasiva de ETA, alimento primordial de todas sus teorías conspiratorias y conspirativas?

La silla vacía

Silla vacía
Silla vacía

Cada vez que una persona en este mundo no puede alzar su voz para defender sus derechos se da un pasó atrás. Cada vez que no se respetan las libertades básicas de cualquier ciudadano o ciudadana de este planeta. Cada vez que alguien no puede decir lo que opina, hacer lo que desea, moverse hacia donde quiera… El Día de los Derechos Humanos, conmemorado este viernes, se dedicó a reconocer «la labor de los defensores de los derechos humanos de todo el mundo que procuran poner fin a la discriminación. Actuando por su cuenta o en grupos dentro de sus comunidades, día tras día los defensores de los derechos humanos trabajan para poner fin a la discriminación y lanzan campañas en favor de leyes equitativas y eficaces, comunican e investigan violaciones de los derechos humanos y apoyan a las víctimas. Pese a que algunos de los defensores de los derechos humanos gozan de renombre internacional, muchos permanecen en el anonimato y llevan a cabo su labor a menudo con gran riesgo para su persona y para sus familias». En el Día de los Derechos Humanos se entregaron los premios Nobel. El de la la Paz, que recayó en el chino Liu Xiaobo, represaliado por el régimen chino, que impidió que viajara a Noruega, se tuvo que entregar a una silla vacía en la ceremonia celebrada en Oslo. La silla vacía de Xiaobo, a la postre, fue el mejor símbolo de homenaje a él y a los miles de personas en el mundo que luchan por la dignidad de todos.