Los analógicos dan ejemplo

Protesta de pensionistas
Protesta de pensionistas

La España real, la de los pensionistas que han visto un incremento ridículo de sus jubilaciones después de tener que sostener en muchos casos a sus parientes en esta crisis atroz, sale a la calle. Sale con sus arrugas, sus achaques, su experiencia de vida, sus ganas de protestar. Están siendo miles en toda España. Salen y dan un ejemplo, porque otros muchos compatriotas que tendrían motivos para hacerlo –los del precariado, los castigados por condiciones laborales indignas en esta economía digital, los que sufren incrementos desmedidos de  los precios de la vivienda y en alquiler, los golpeados por la desigualdad…- se agitan en las redes sociales y en las conversaciones de bar, pero apenas hacen nada más. Los representantes de la vida analógica tal vez estén dando una lección a los digitales. A ver qué pasa en la siguiente pantalla.

Clarividencia

Rajoy, acompañado de su séquito, fumándose un puro ayer en NY
Rajoy, acompañado de su séquito, fumándose un puro ayer en NY

Mariano Rajoy rindió un «reconocimiento» ayer desde Nueva York «hacia la mayoría de los españoles que no se manifiestan, que no salen en las portadas de la prensa, que no salen en los telediarios, pero que están ahí», refiriéndose a las recientes protestas contra sus recortes. Él se manifiesta recortando a saco servicios públicos, tijeretazos que acaban menguando también nuestros derechos y libertades, mientras el país que dice presidir se le va de las manos. Seguro que cualquiera de nosotr@s, si tuviera que adoptar las decisiones que adopta este hombre y las consecuencias que comportan, seríamos incapaces de andar tan pichis y tan panchos, tan relajados. Sin embargo él parece en calma; ¡si en el fondo es que le gusta todo lo que está pasando! Y hasta sale en las portadas de la prensa fumándose un puro. Nerón tocaba el arpa mientras Roma ardía. A cada cual, lo suyo.

Adoquines y adoquinazos

Sol
Sol

Las calles y las plazas, comenzando por la Puerta del Sol, se llenaron ayer de utopía y de gente que busca la playa debajo del asfalto de los adoquines. La derecha y su furioso coro mediático sueltan toda clase de fuegos contra el 15-M. Desautorizan al movimiento y lo abrasan ante la opinión pública con esa mala baba que caracteriza a la ultraderecha española agazapada, también, bajo los adoquines. Por supuesto que se puede discrepar con el 15-M, aun reconociendo la sensatez de muchas de sus propuestas, pero eso es una cosa y otra bien distinta son las malas artes que estos días han venido empleando los corifeos ultras que no paran de graznar. No hay que estar en todo de acuerdo con el 15-M, pero sí reconocer que han dotado de vigor a la vida pública como pocas veces antes había ocurrido en España. La grandeza de la democracia está en reconocer que podemos pensar distinto y aportar entre todos granitos de arena, que no feos adoquinazos, para intentar salir de esta crisis horrenda que están pagando quienes no la han causado y para construir una sociedad mejor y más soleada.