Llevárselo muerto

El PP quiere que algunos hagan caja con la sanidad de tod@s
El PP quiere que algunos hagan caja con la sanidad

«Estimado señor agente de esta comisaría del sur de Madrid. Felices fiestas antes de nada, para usted y todo el personal en general, a pesar de que haya tanta gente empeñada en que se nos agüen. Vengo a interponer una denuncia, por lo siguiente, que paso a relatarle:

– Ayer, mientras comía en una céntrica taberna castiza de nuestro Madrid, no muy lejos de esta comisaría, escuché una conversación de unos tipos trajeados que estaban sentados en la mesa de al lado. No parecían peligrosos sindicalistas ni nada semejante. Comentaban lo siguiente y parecían tener bastante conocimiento de causa: «Estos [deduje a posteriori que se referían al PP y a la cuadrilla que gobierna la Comunidad] quieren dejarlo todo limpito [deduje luego que se referían a los procedimientos oscuros para allanar y justificar la privatización de servicios sanitarios que practican los del corchete anterior] para que luego alguien se lo lleve muerto [o sea, que se haga caja a saco donde antes había un servicio público]«.

– Ítem más en esta denuncia: esta mañana, al ir a mirar mi cartera, he visto que la antigua tarjeta de asistencia médica que tengo de la Comunidad de Madrid, do resido, se ha transformado en una tarjeta de débito e incluso de crédito. Así, sin más ni más. Al principio pensé que habría habido algún efecto de contagio por ósmosis entre estos entes llamados tarjetas, que desde hace tiempo tienen la misma forma. Pero en segunda instancia comprendí lo que había ocurrido: como la forma se hace al ser, la tarjeta se ha hecho a la nueva realidad que representa desde que, ayer, el PP de Madrid votara en la Asamblea a favor de la ley que permite la gestión privada de hospitales y centros de salud. Lo que antes era un derecho, querido agente, se va a transformar en una mercancía. Lo que antes era un servicio público prestado desde la óptica del Estado del Bienestar, se va a convertir en un negocio al servicio del lucro privado. Ahora entiendo que mi tarjeta de salud porte ahora unos dígitos raros y una banda magnética. Ya no somos portadores de derechos: ahora somos cosas que se ponen malas y que ya veremos cuándo y cómo se atienden.

Señor agente, pongo estas cuestiones en su conocimiento para que detengan a los promotores de esta calamidad. Hagan algo antes de que a usted también lo privaticen. Agradecido.»

El TC le para los pies al Gobierno

Stop
Stop

Es tanta la espuma (sucia en general) que cubre los días y la sinvergonzonería de malas noticias acumuladas jornada tras jornada, que uno corre el riesgo de pasar por alto las cosas buenas que también siguen ocurriendo. Yo quiero destacar hoy una: el Tribunal Constitucional ha dicho no a una de las mayores tropelías del Gobierno conservador, la retirada de la asistencia sanitaria gratuita a los inmigrantes irregulares, una medida xenófoba, injusta y, sobre todo, peligrosa, por cuanto crea guetos sanitarios. Acaba de trascender la noticia de «que el Tribunal Constitucional ha avalado la decisión del País Vasco de garantizar la atención sanitaria pública y gratuita a estas personas y por tanto la asistencia universal, al entender que la desprotección de este colectivo repercute en su salud individual y tiene además implicaciones en la del conjunto de la sociedad. Según el Alto Tribunal, las autoridades «deben prevenir la propagación de determinadas enfermedades infecto-contagiosas» y «evitar riesgos de tipo sanitario». Por lo tanto, permite al Gobierno vasco seguir expediendo tarjetas sanitarias a los ‘sin papeles’ de acuerdo a unos «criterios mínimos» de empadronamiento y arraigo», según figura en el resumen de prensa de La Moncloa. Un buen varapalo para el Gobierno, en donde deberían recordar que los derechos básicos de las personas deben anteponerse a todo y que para su política de recortes enloquecidos también hay límites intocables.

Se coge antes a un mentiroso que a un cojo


Es ya domingo, día de contrición, confesión y solicitud de perdón por los pecados cometidos, y los en general piadosos y temerosos seres de dios que en general dicen ser son los seres que comandan el PP tienen motivo para hacer largas, larguísimas colas ante los confesionarios, tan religiosas como son estas criaturas. Han de pedir perdón por ser tan mentirosos, aunque hay quienes pensamos que lo que ocurre en realidad es que se les ha caído la careta de la derecha rancia y montaraz que portan en sus genes. Así que, amiguitos y amiguitas, ayudémosles a repasar algunos de sus pecadillos:

  1. Prometieron salvaguardar y proteger las pensiones, y justo acaban de decidir que no podrán mantener su poder adquisitivo con el acuerdo del último Consejo de Ministros de no actualizarlas de acuerdo con el IPC. Ah, curiosa coincidencia: no han desvelado su intención hasta que no pasaran las elecciones gallegas, vascas y catalanas. ¡Pillines, pardiez!
  2. Recogieron firmas en contra de la subida del IVA allá por el 2010, pero en cuanto tocaron el poder aprobaron una subida del 18 al 21% en el tipo general de este gravamen, con algunos incrementos sangrantes por ejemplo en materia cultural.
  3. Rajoy dixit aquello de que jamás metería «tijera» a las pensiones, a la sanidad y a la educación, pero aquellas palabras suyas en el debate electoral con Rubalcaba se quedaron en agua de borrajas. En pensiones, ya han visto. En sanidad, copago farmacéutico y xenófoba exclusión de los inmigrantes irregulares. En enseñanza, brutal incremento de la parte de la  matrícula que deben abonar los universitarios. Se calcula que los recortes educativos importen entre 10.000 y 15.000 millones de euros hasta 2015. En sanidad, los recortes sumarán 10.000 millones de euros, al tiempo que varias comunidades regidas por el Pop Party, con Madrid en cabeza, se preparan para privatizar el servicio público. Qué cabe decir de los recortes en dependencia (con un hachazo de 500 millones), igualdad (sangrantes los recortes en la prevención del machismo criminal), justicia (mediante la vía de tasas que deberán pagar los ciudadanos), funcionarios (salarios congelados de nuevo y sin paga de Navidad) y cultura (un recorte en los presupuestos del 30% para este año, amén de un incremento bestial del 8 al 21% en el IVA que soportan las principales producciones).
  4. Amnistía fiscal: El Gobierno de Zapatero barajó un programa de amnistía fiscal que nunca puso en práctica, pero que se mereció toda clase de descalificaciones preventivas de los amigos del PP, que en cuanto tocaron La Moncloa sí se aprestaron a lanzar un amplio programa de afloramiento de capitales irregulares. Por cierto, un fiasco, porque se ha quedado a años luz de los 2.500 millones de euros que quería conseguir. Se penaliza a los ahorradores y a quienes pagan sus impuestos, mientras se premia a los defraudadores: así es el mundo de Rajoy.
  5. Reforma laboral: Dijeron los del PP que jamás abaratarían el despido y bla, bla, bla. Y, como es habitual, hicieron lo contrario, pergeñando una reforma que da luz verde al despido procedente con veinte días de indemnización por año currado, con un tope de doce mensualidades, ampliando las causas de despido. Igualmente, se rebajaron las indemnizaciones por rescisión de contrato procedente, etcétera, etcétera, porque el catálogo de horrores laborales es notable, como se pone de manifiesto con las dos huelgas generales que tiene el triste mérito de haber conseguido ya este gobierno en su primer año de vida.
  6. Impuestos: Allá por el mes de septiembre de 2011, antes del Advenimiento Pop, el líder preclaro de la derecha patria pronunció en su Galicia natal que «nos vamos a oponer a cualquier subida de impuestos», por cuanto «significa más paro y más recesión». Fue llegar al monclovita mundo y aquellas palabras se convirtieron en papel mojado: incremento del IRPF, aumento del IBI…

Otra cosa más: todos estos sacrificios, ¿para qué? ¿Para qué tanto sufrimiento, cuando todo va irremisiblemente peor? Los curas que atiendan hoy los confesionarios, buen dios, no van a dar abasto para hacerte llegar, las confesiones de la pepera dirigencia. Claro, que, en realidad, ¿estarán con el alma compungida o más bien se sienten tan felices porque con la excusa de la crisis están haciendo lo que siempre han querido hacer? Yo me quedo con lo segundo.