Huecos irreemplazables

Peter Jennings
Peter Jennings

La historia de los medios de comunicación no es la historia de un continuo. Cuando un veterano presentador dice adiós, cuando un programa con solera se acaba o cuando una experimentada cadena se cierra, los daños colaterales, como se dice ahora, son cuantiosos.  El primero, la pérdida de voces críticas que informen de la realidad circundante. El segundo, la cantidad de gentes que se ven privadas de los nutrientes informativos que recibían por esa vía. No son, por tanto, decisiones gratuitas. Hay un sentimiento de orfandad cuando buscas y rebuscas entre las ondas, entre la oferta televisiva o entre las páginas de un periódico, y ya no le encuentras a él, o a ella. Queda una sensación de vacío que no se puede llenar. Les habrá pasado, seguro, a los millones de seguidores del veterano informador estadounidense Larry King, que acaba de anunciar su marcha. Como antes les pasó con las sucesivas retiradas de algunos de los grandes presentadores norteamericanos, como Peter Jennings, de ABC, cuyos noticieros de televisión se emitieron en tiempos en España, subtitulados en castellano (en el aquel entonces Canal Plus), hace muchísimos años. ¡Cuánto inglés aprendí yo con ellos! Ahora se anuncia en España el cierre de CNN+ para final de año, que emitía en nuestro país desde 1999, y muchos lo lamentamos profundamente, sobre todo en cuanto a lo que afecta los estupendos profesionales de esa cadena que temen por su trabajo y a la pérdida de pluralismo informativo que esa decisión conlleva, especialmente por la banda izquierda. Son huecos irreemplazables, como el que también dejará, cuando se produzca, la despedida de Iñaki Gabilondo, uno de los más grandes periodistas que ha tenido este país.

¿Debería hacerlo?

Mad Men
Mad Men
Algún compañero de trabajo (;-) llega ojeroso al tajo, con las pestañas pegadas, sin dormir, con la cabeza llena de tramas. Mi mujer también está enganchada y saca tiempo de donde sea para ponerse al día con capítulos atrasados. Y yo, reconociendo mi ignorancia y temiendo lo que pueda pasar (porque tengo una naturaleza adictiva), ¿qué hago? Dicen que se inspira en el cine clásico norteamericano, que tiene una pegada impactante, una factura que supera con creces cualquier película contemporánea. Leo que «está ambientada en Nueva York durante los años 60, que gira alrededor del conflictivo y competitivo mundo de la publicidad, y sigue las historias de los hombres y mujeres que trabajan en la agencia Sterling Cooper, quienes hacen de vender un arte y cuyas vidas son movidas por sus egos». La verdad es que un día vi un cachito de nada y me picó el gusanillo. ¿Qué hago? ¿Me engancho -con considerable retraso, lo sé- a Mad Men? En Amazon venden un pack muy apañado de las primeras temporadas, con la versión original en inglés y subtítulos también en el mismo idioma. Ah, por cierto, ¿todavía no son clientes de Amazon? Pues al loro, que esto también engancha (sobre todo cuando compras discos, libros y otros productos con precios hasta un 40% más bajos que en España, con unos gastos de envío mínimos y una seriedad contrastada).

Pesadillas 3D

Gafas 3D
Gafas 3D

«Sabe agente, tuve una visión consistente en que parece ser, según anuncian los Mediamarkets y los Carrefoures, que entre las próximas innovaciones más pronto que tarde que se colarán en nuestros hogares vendrán las televisiones en tres dimensiones o 3D de las que eclosionarán directamente ante nuestras pupilas en 2D unos seres que nos enseñarán los dientes en 3D para ver qué feos tenemos los nuestros en 2D y nos invitarán a que nos cepillemos muy fuerte también hasta que nos sangren las encías y necesitemos un lavado gingival para enseñar los dientes en los vídeos que también nos grabaremos en 3D para que en la posteridad nuestros descendientes vean lo bien que teníamos la piñata y lo bien que sonreíamos a la cámara tridimensional. Porque, oiga, cuartos no sé si les vamos  a dejar a nuestros descendientes, pero fotos y vídeos digitales, a mansalva; sacos y sacos de imágenes; vamos a ser los más inmortalizados de la historia de la humanidad. Uf, y perdone la rapidez con la que he hablado, que no le he dejado ni tomar nota, porque a todo esto no recuerdo a cuento de qué venía al cuartelillo. Bueno, como se ha hecho tarde y veo que empiezan a echar el fútbol, si no le importa me sentaré a su vera. Vaya, y veo que en el cuartelillo este tienen todavía una tele de tubos para ver el Mundial. ¿Qué cutres, no?»