Real realidad

Catalina de Aragón
Catalina de Aragón

Los reyes, reinas, príncipes y princesas se casaban antes por intereses: el mantenimiento de un imperio, la consolidación de una alianza militar, el reforzamiento de una dinastía. Hubo otra princesa Catalina, Catalina de Aragón, casada con el célebre Enrique VIII, reina de Inglaterra, que ilustra bien esa era de confabulaciones y conjuras de unos reinos frente a otros. Siglos más tarde, en estos tiempos globales que vivimos, las bodas reales se han convertido en un gran espectáculo que tiene audiencias incalculables, con el apoyo entusiasta de unos medios de comunicación que envuelven en toneladas de almíbar y oropel enlaces que ya no son de sangre azul, sino de jóvenes enamorados, que se siguen casando por interés: el interés en que las familias reales no se extingan, a costa de que la sangre azul se vaya decolorando y tiñendo de los tonos de la gente de la calle (de lo cual surge una pregunta: si la sangre azul ya no es un requisito para tan altas magistraturas, ¿no sería preferible que las jefaturas de los estados las puedan ejercer personas elegidas en las urnas?). Los enlaces reales enloquecen al mundo digital, con las redes sociales echando humo con los chascarrillos de la basca, aunque en realidad, la realidad real de muchas de las gentes que vieron ayer el chou por la tele o por Internet siga siendo bien distinta: el euríbor que aumenta, el paro que sube, el miedo al futuro, los efectos de la crisis que nos siguen golpeando.

Echarse a temblar

Pastor y Cospedal
Pastor y Cospedal

«Si usted me pregunta lo que a mí me da la gana y me trata como a mí me da la gana, qué gran profesional es usted. Si usted entrevista al presidente de Irán y da toda una lección periodística, qué gran profesional es usted. Pero si usted pone en tela de juicio mis ataques y los ataques de mi partido, o sea el Pop Party, contra el ente público (que jamás ha conocido las cotas de libertad e independencia que tiene en este momento -esto lo digo yo, no Cospedal-) oiga entonces es usted una vendida, y no juega limpio y bla, bla, bla… Total, para eso hacemos ruedas de prensa sin preguntas y, en cuanto podemos, sin periodistas.» Es solo un anticipo de lo que le espera a la televisión pública de tod@s como el PP de María Dolores de Cospedal vuelva al poder: el regreso del modelo de Urdaci & Co, el modelo que se aplica en Telemadrid, Canal 9… Para echarse a temblar.

Luciérnagas

Luciérnaga
Luciérnaga

«Nunca he visto una luciérnaga. Tengo ya una edad; casi que estoy en el ecuador (supongo) de mi existencia (según las estadísticas), pero todavía no he alcanzado a admirar su fulgor, su brillo en una noche oscura, su guía luminosa. Tampoco me he adentrado en un bosque en una noche cálida a ver si me topo con alguna, y está claro que por su gusto no me van a salir al paso a saludarme, así que tendré que esforzarme. Otras cosas las he visto ya y, bueno, en algunos casos ha merecido la pena la espera; en otras, pues tampoco era para tanto; luego hay ocasiones que se ha presentado algo inesperado cuyo resultado ha sido sorprendente. Pero las luciérnagas… Nunca he visto ninguna, y espero que no tenga que morime sin verlas, así que perseguiré lo que se parezca a un fulgor o a un brillo iridiscente, a ver si es una de ellas.»