Solo dicen la verdad cuando mienten

Palabras
Palabras

Todo poder disfraza su actuación, la camufla, la esconde, para intentar ganarse al ciudadano, para hacerle comulgar con ruedas de molino. Y lo primero que hace es revestirla de palabras confusas, de circunloquios y de eufemismos. Lo que sea con tal de no de decir la verdad: solo dicen la verdad cuando mienten. El Gobierno del PP llama reformas, que queda más fino (y ell@s son muy finos, que han ido a colegios de pago y son de familia bien), a lo que en realidad son hachazos y recortes bestiales. Al perdón a los grandes trincadores, la maldita amnistía fiscal para los defraudadores, lo describen como «ley de regularización». Del garrotazo y tentetieso al empleado que conlleva la reforma laboral dicen que es una «flexibilización de las condiciones para evitar el despido». De los tajos a la sanidad aseguran que son «copago progresivo a los medicamentos». De la subida del IRPF sostienen que es un «recargo temporal a la solidaridad» y del aumento del IVA, negado mil veces y ahora aprobado, «subida de impuestos en términos hacendísticos». Así saca las cosas adelante el poder, confundiendo al personal y envolviéndolo todo bajo mil artificios que, en el fondo, solo encubren miseria, egoísmo y drama.

Una sociedad dual

ADN
ADN

Los recortes brutales en educación, sanidad y servicios públicos decretados por la mayoría absolutísima del PP no están animados por un espíritu reformista. No son el cambio, son el cambiazo. No son reformas del modelo existente, sino pasos hacia otro paradigma: responden a una ideología concreta, neoconservadora y muy de derechas, que mina el ya de por sí escaso sentido de lo colectivo que tenemos en este país y consagra el individualismo más atroz. Es el refrendo, desde el poder, al «que cada cual se saque las castañas del fuego» tan enraizado en nuestro ADN, a que cada cual se busque la vida y que el que tenga pocos recursos quede sumido de por vida en el agujero. Ese es el modelo de sociedad que promueve la derecha española, con decisiones tan atroces como retirar la tarjeta sanitaria a los inmigrantes sin papeles. Y si la única solución para salir de la crisis son estos tijeretazos tan feroces y el establecimiento de una sociedad dual en la que los ricos y poderosos van a ser todavía más ricos y poderosos, y los más desfavorecidos van a quedar todavía más hundidos en el fango sin una mano que desde lo público preserve los equilibrios y les eche un cable, a mí eso no me va. Que paren el tren, que me quiero bajar. Y si no lo paran, unámonos quienes pensamos distinto y hagámoslo parar y transitar por otras vías antes de que nos arrolle. Este domingo hay convocadas manifestaciones en varias ciudades de España contra los tijeretazos.

El IVA de los chuches

Chuches
Chuches

Santo Dios. Cada viernes un sobresalto con este Pop Party. Ayer se desdicen por enésima (sin duda penúltima vez) y, en un nuevo ejercicio de malabarismo político, el Gobierno anuncia sin anunciar (así hace las cosas este Ejecutivo, como sin querer, para que no duela aunque duela igual) un aumento del IVA para 2013 como última bala contra el rampante déficit, echando por tierra todo lo que habían dicho al respecto. ¿Recuerdan aquella fabulosa campaña de Esperanza Aguirre contra el alza de este impuesto cuando el PSOE lo hizo? ¿Se acuerdan de aquella fastuosa declaración de Mariano Rajoy sobre el IVA de «los chuches» de los pobres niñ@s? ¿Han olvidado todas las invectivas que echaron por la boca? El vídeo de abajo, #MentirasMasIVA, le pega un buen repaso en forma de recordatorio a todo esto. Y lanzan semejante bomba, sin lanzarla, como hacen ellos, el mismo día que se conoce el desolador y calamitoso drama de España con las nuevas cifras del paro reflejadas en la EPA. Un fracaso colectivo como país, la ruina de los sueños de millones de compatriotas que no tienen manera de encontrar trabajo. Afuera cae la lluvia, el agua repiquetea contra las ventanas de mi cuarto, quizá sean las lágrimas de tantas y tantas gentes que lo están pasando tan mal. El Gobierno va a subir el IVA de los chuches. Millones de españoles cada vez están más famélicos y van a pasar mucha hambre en sus derechos sociales con los tijeretazos de estos políticos conservadores. Ayunos de trabajo, ayunos de derechos.

PD.- Qué mezquinos son los eufemismos del poder. Ayer en el Gobierno le dieron todo tipo de vueltas para evitar hablar de incremento de IVA, que disfrazaron como un aumento de la «imposición sobre el consumo». Mala cosa no nombrar las cosas por su nombre, más en Rajoy, que se había comprometido en su investidura a «decir la verdad, aunque duela, y a llamar al pan, pan, y al vino, vino».