Felices fiestas

Qué fin de año tan raro. Hogaño apenas hay luces navideñas en la gran ciudad, al lado del alumbrado masivo de antaño. Apenas felicitaciones (las de papel pasaron a la historia, por supuesto, pero tampoco las electrónicas se han prodigado mucho, al menos en comparación con las que yo recibía en años precedentes)… Y no creo que sea solo una impresión mía. Está todo más triste, más lacio, más mustio. Este 2012 que ha sido toda una tunda de realidad nos ha desprovisto de los disfraces y las imposturas, para darnos de bruces con lo que hay: y lo que hay es eso, mustio, lacio, triste. Pero tampoco hay que caer en el desánimo ni perder la esperanza, aunque vengan tan mal dadas. Yo esbozo una sonrisa por las cosas buenas que me han pasado este año, y otra más por las cosas buenas que vendrán, a pesar del aspecto tan amenazador que tiene 2013. Traslado a los lectores de este cuaderno de bitácora mi deseo de felicidad y de que todo se vaya arreglando, que mi hija Estrella plasmó en esta felicitación con la que ganó un concurso en su colegio. Ella es, también, garantía de felicidad y de futuro. Felices fiestas.

Felicitación navideña de Estrella
Felicitación navideña de Estrella

Año cabrón

¿2012?
¿2012? Glup...

Se barrunta que este año que acaba de empezar a berrear va a ser un año caprino, un año cabrón, sin necesidad de mirar para el firmamento, ni de interpretar la cábala, ni de leer los posos del café. Que con los continuos topetazos de su cornamenta va a dar pocas satisfacciones desde su primer minuto. Ya el arranque ha sido tremebundo en España: un brutal recortazo del PP que traerá más paro y recesión económica y que recae en los que menos tienen. Si el sector privado está más muerto que vivo, y el público entra en coma con estas medidas de Mariano I, ¿hacia dónde se dirige la economía? No hace falta ser Einstein para contestar. Un año cabrón, pues, que en su concepción macro pinta tan, tan negro y va a dar tan pocas satisfacciones, que lo mejor será buscar refugio en las pequeñas cosas de la realidad micro de cada un@: la sonrisa de tu hij@, el acorde de guitarra que por fin lograste sacar, un artículo bien escrito, la receta que se te resistía, una emoción que te haga palpitar el pecho.

¡Feliz 2012!

Reflejo de succión
Reflejo de succión

De bebés venimos al mundo con algunos reflejos básicos, como buenos animales que somos. Hay dos fundamentales para la supervivencia: el reflejo de succión, clave para alimentarnos de nuestras madres y no morirnos de hambre, y el reflejo de prensión, para agarrarnos a cualquier superficie y no caer al vacío. Dicen los médicos que son reflejos arcaicos y primarios que solo se dan en los bebés y que desaparecen al crecer. Yo sostengo que están presentes toda la vida y, es más, que no debemos perderlos nunca. Succión para seguir nutriéndonos de saber, para que nunca perdamos el ansia y la curiosidad de aprender, la esperanza. Prensión para agarrarnos con nuestros deditos a las cosas que merecen la pena, como los afectos. Son dos de mis deseos para mí y para la gente a la que quiero ante este nuevo año que está a punto de echar a andar: seguir aprendiendo y aferrarme a la senda de los afectos, querer y ser querido en el mapa de la existencia, todo con un poco de humor y sin perder la sonrisa, que bastante vinagre hay ya en el mundo. Y que el miedo, los temores que todos llevamos dentro y que son una amenaza para esos reflejos porque los acaban esclerotizando, no se imponga. Feliz 2012 a tod@s, que nos vaya lo mejor posible.