Democracia

Votación
Votación

Democracia no es votar a todas horas y por todo. No es endosar a la sociedad que tenga que elegir, de manera permanente, el nombre de una plaza, de una calle, el destino de un gobierno o el color de los maceteros de una plaza. No es de recibo que dos mil personas hayan decidido, en Barcelona, el futuro de un gobierno municipal del que dependen un millón y medio largo de habitantes. Los gobernantes elegidos democráticamente deben asumir sus responsabilidades y tomar sus decisiones sin escudarse en el modo consulta perpetua. Democracia es otra cosa, es implicarse activamente en la vida de la comunidad, en el espacio público del que todos formamos parte, cada uno desde su ámbito. Es irresponsable endilgar a los demás decisiones que no les tienen por qué corresponder. Los políticos deben procurar desarrollar su programa y sus compromisos electorales, y dar cuenta de ello, cuando les toque, en las urnas, generalmente cada cuatro años. Pero esto de votar cada minuto y cada segundo supone una perversión del sistema, y más si detrás esconde, como todo apunta en el caso barcelonés, intereses electorales del partido de Ada Colau.

No pueden ganarnos

Duelo en Barcelona (elespanol.com)
Duelo en Barcelona

Hoy es de unos esos días para mandar muchos besos y tequieros a las personas que uno quiere, de desearles que se cuiden y se mimen, que estamos hechos de un material frágil y perecedero, y más si uno tiene la mala suerte de cruzarse con indeseables como  los autores de la matanza de Barcelona. No hay justificación posible para este mal sin rostro que golpea en todo el mundo, de Barcelona a Afganistán. Hay quienes llama “animales” a estos asesinos, pero nunca se vieron animales que degüellen, que aniquilen a sus congéneres de esta manera, movidos por un odio y una fe en una causa ciega, como antaño lo fue el fascismo o el nazismo. Contra este mal elevado a la enésima potencia solo cabe prevención policial, unidad de las fuerzas políticas, respuestas globales a esta amenaza y fortalecimiento del estado democrático en la defensa de los valores, los principios y las libertades que nos pretenden hurtar, sin ponernos jamás a su altura. Ningún dios puede justificar este mal tan atroz. En Madrid guardamos la memoria del dolor por los horrorosos atentados de 2004, y ahora ese mismo pesar nos hermana, por desgracia, con Barcelona. La mente humana tiene una capacidad infinita para hacer daño, pero estos bárbaros no podrán nunca ganar, no van a pasar, no pasarán. Somos más los que queremos una sociedad en paz y libertad, lejos de la ira y del odio. Hoy es uno de esos días para mandar muchos besos y tequieros a las personas que uno quiere.

[No-Res], para qué esta nada

Colonia Castells
Colonia Castells

El IX Festival Internacional de Documentales de Madrid, Documenta Madrid, ha premiado con todo merecimiento un magnífico documental, [No-Res], de Xabier Artigas (con la valiosa e imprescindible producción de mi excompañera Ana Castañosa), que recoge los estertores de una forma de vida en una colonia fabril obrera de Barcelona arruinada por la piqueta y las ansias especuladoras. [No-Res] es también una metáfora de la crisis: la burbuja que nos envolvía y cuyo estallido en mil pedazos se está llevando por delante, en una brutal onda expansiva, vidas y proyectos, arruinando la vida de las gentes más humildes y trabajadoras. Un documental sin apenas diálogos, porque no hacen falta: las imágenes lo dicen todo y hablan por sí solas, esa nada que da paso a la nada. Una colonia de viviendas humildes, pero llenas de vida, asolada para pasar a ser un solar poblado por las ratas. Anoche tuve oportunidad de ir a verlo en Matadero Madrid, sede del festival, y me llevé a mi hija Estrella, que con seis años ha heredado en vena la cinefilia de su madre. Me lo pasé en grande a pesar de la tristeza que emana la cinta. Estrella aliñó con sus comentarios de cría espabilada los silencios del documental, y extrajo dos conclusiones: sus críticas a los poderes públicos que han alimentado la burbuja y su abatimiento por ver que se derriban «los sueños de la gente». Su mente de seis años carbura mucho más que la de otros de cuarenta.