No somos nada

Japón
Japón

El mono maniático que es el ser humano bajo del árbol para tomar conciencia de su existencia e intentar domeñar la naturaleza hace miles de años, pero no tantos. Los historiadores destacan que la especie humana, situándola sobre un reloj imaginario de 24 horas de existencia de la Tierra, apareció a las doce menos algunos minutos, apeñas un puñado de segundos antes de la medianoche. Esto es, que somos unos advenedizos de última hora aunque nos creamos los reyes y reinas del mambo. La catástrofe de Japón (toda la solidaridad de este modesto blog hacia esa nación) da que pensar sobre la fragilidad y debilidad de la vida humana y su incierto futuro al lado de la fuerza de la naturaleza, una situación agravada por las trágicas consecuencias de las centrales nucleares, poderosa fuente de energía y poderosa fuente de destrucción también. No somos nada.

Stay in your bodies!

Confucio
Confucio

«(Ruido de sirenas, ulular y una voz a través de una potente megafonía). Entendimos la señal. La catástrofe ha llegado. No queda mucho tiempo. Ya decía Confucio (¿o era otro?) que cuanto mayor es el caos, más próxima está la solución. Que no cunda el pánico. Les rogamos por favor que permanezcan en sus cuerpos; que nadie aproveche para irse fuera de su envoltorio humano antes de tiempo, y menos todavía para introducirse en el cuerpo del que tienen al lado aprovechando la confusión y la risa histérica en estos últimos instantes de existencia. No, no jodan ahora; mantengan el decoro. Que los historiadores del futuro no digan que no desaparecimos con honor. Permanezcan en sus cuerpos hasta el estruendo final, insistimos. Es increíble; hay hasta turistas viendo el espectáculo y haciendo vídeos con el móvil, ignorantes a lo que sucede: a ver, ustedes, Please, stay in your bodies!»

Solidaridad con Haití

Haití
Haití

El refranero español es certero cuando describe la desgracia que parece cebarse siempre con los mismos: «A perro flaco todo se le vuelven pulgas». Acaba de pasar en forma de terremoto en Haití, una de las naciones más pobres de la Tierra, con una convulsa historia, causando un número incalculable de muertos (se habla de que pueden ser cien mil) y tres millones de damnificados. En suma (mejor habría que escribir «en resta»), una tragedia gigantesca para un país de diez millones de habitantes y ya de por sí paupérrimo (el 70% de su población vive en la pobreza). Las imágenes son dantescas. Las instancias internacionales, entre ellas el Gobierno español, se pusieron en marcha para paliar la catástrofe nada más conocerse el seísmo, y las oenegés activaron inmediatamente sus mecanismos de cooperación. Son muchas las entidades que han abierto cuentas para recoger fondos; por ejemplo, Solidaridad Internacional, una ONG que contaba con varios proyectos en el país. Cada uno de nosotr@s puede poner su granito de arena para enmendar el refrán que abría este artículo.