Lejos de Él

Maleta
Maleta

«Pienso a veces en emigrar. En conocer otros países, otros lugares, otras gentes. Otras comidas, otros acentos, otros colores. En irme lejos, donde haya radios que no pueda sintonizar, lenguajes que no sea capaz de entender, titulares de periódicos que no pueda comprender. En donde no me alcancen filias, ni fobias; ni dimes, ni diretes. Lo malo es que el patio está como para irse; menudo panorama mundial. Pero, por otra parte, qué felicidad levantarse por la mañana con un café que sepa a otro sabor, con una mermelada que no sea la de siempre, con un supermercado cuyos estantes no contengan lo habitual… Ver otros edificios, perder la vista en otros paisajes, bañarme en otras aguas. Y, sobre todo, qué alegría, sosiego y paz de espíritu debe de ser vivir lejos, a miles de kilómetros, en un lugar al cual no lleguen las permanentes admoniciones, diatribas e invectivas de José María Aznar, la permanente matraca del rostro más amargo de la derecha rampante.»