Hollando caminos

Banderas UE-España
Bandera UE-España

Con frecuencia creemos ser pioneros hollando caminos que en realidad otr@s abrieron antes que nosotros. En algunos casos lo llaman adanismo: «Hábito de comenzar una actividad cualquiera como si nadie la hubiera ejercitado anteriormente» (DRAE), por Adán, el primer poblador de la Tierra creado por Dios para judíos, cristianos y musulmanes.  Por ignorancia o soberbia pensamos que somos los primeros en algo, y resulta que no estamos sino pisando las huellas que otros dejaron, o quitando el polvo al camino que otros transitaron con resultados dispares. Pero hay ocasiones en las cuales sí transitamos por caminos nunca hollados: hace veinticinco años, por ejemplo, España dio un paso de gigante con su adhesión a lo que hoy es la Unión Europea, después de tantos siglos de vivir, en la práctica, casi de espaldas a nuestro continente. Hace 25 años que las estrellas de la bandera europea comenzaron a circular por nuestras arterias, y sus efectos beneficiosos comenzaron a dejarse sentir sobre todo el organismo nacional, trayendo para España un desarrollo vertiginoso, hasta entonces desconocido, transformando nuestros caminos empedrados en flamantes autovías de última generación. En la defensa y la salvaguarda de Europa, el espacio de desarollo económico y social más justo del mundo -con todas sus deficiencias, por supuesto-, está nuestra senda, nuestro camino y nuestro futuro.

Defensa del buen periodismo

"Primera plana"
"Primera plana"

La crisis golpea con especial crudeza a los medios de comunicación, y muy especialmente a la prensa escrita. En el caso de los periódicos, su delicada situación económica se complica por un replanteamiento del modelo de negocio que se necesita para sobrevivir, a cuenta de la revolución que ha supuesto Internet. ¿Seguirán existiendo periódicos en papel dentro de unos pocos lustros? ¿Cómo serán los medios que consultarán nuestros nietos? Es un interrogante. Pero lo que siempre serán necesarios serán periodistas que separen el grano de la paja, que nos desbrocen la actualidad entre los ramajes de la jungla, que filtren y contrasten la información, que respeten unos mínimos códigos éticos y profesionales; que nos ofrezcan un producto de calidad. Que hagan, en suma, buen periodismo y combatan el rumor, la crispación y el insulto que tanto se estilan. Profesionales, a la postre, que sean humildes y pequeños historiadores de lo cotidiano, como gustaba de decir un viejo compañero de este digno oficio. Sobre estas cuestiones reflexionaba este jueves, en El País, José Luis Barbería, que firmaba un interesante artículo, Elogio del periodista. De lo contrario, la comunicación en la aldea global se irá pareciendo cada vez más a un gallinero lleno de gritos y voces, de un ruido ensordecedor para nuestros nietos.