
Contaban los papeles de este martes la noticia de una niña nacida a bordo de una patera. Una hermosa historia que pudo tener un final trágico y lo tuvo feliz. El relato de una inmigrante embarazada que se embarcó en Marruecos, procedente del África subsahariana, y que dio a luz a su hija en plena embarcación, auxiliada por dos compañeras de la precaria travesía. Happiness (felicidad, alegría) será el nombre en inglés de la niña, y ahora descansa junto a su madre en un hospital de Motril (Granada). Happiness me recordaba el nombre de mi querida madre, Felicitas (felicidad), que llegó al final de su travesía hace tan poco tiempo. Un nombre singular, pero hermoso, sobre todo en una época en la que eran frecuentes nombres terroríficos para las mujeres españolas: Soledad, Dolores… Mi madre nació en un pequeño pueblo de Segovia, Fuentepelayo, en el que vivió hasta que emigró a Madrid. La casa de mis abuelos maternos, decorada con los típicos esgrafiados segovianos que todavía recuerdo, se llamaba calle de la Alegría, se dice que por la cantidad de críos y crías que había en tiempos en aquella rúa castellana, que llenaban de felicidad la calle. Felicitas, Happiness… la vida sigue. No creo que te pueda ver nunca, Happiness, pero deseo con toda mi alma que ojalá puedas tener una vida llena de dicha.