Monocultivo en el kiosko

Adiós a Público
Adiós a Público

Terror en el supermercado: solo hay marcas blancas. No encuentro mis yogures favoritos, ni mis salchichas, ni mi pasta… Todo son marcas blancas, sin posibilidad de elegir. Terror en el kiosko: solo va a quedar la prensa neocon, cavernosa, cavernaria, derechista, que no es blanca precisamente, sino turbia y sucia en tantas ocasiones, sin posibilidad de elegir. El cierre del diario Público abona el monocultivo, agosta la pluralidad y priva de voces libres y críticas (o sea, de izquierda) a un sector de la opinión pública. Allana, de paso, el paseo triunfal de la derecha gobernante, a la que los kioskos solo le rinden pleitesía en un elevadísimo tanto por ciento de sus cabeceras. Lástima por Público y un abrazo muy fuerte a tod@s los compañer@s periodistas que lo han mantenido durante estos años. Y lástima por todos los ciudadan@s que se ven privados de un referente informativo. Es un gran día para toda esa caverna mediática que da palmas con las orejas cada vez que cierra una cabecera de la otra orilla, pero que no se equivoquen: la necesidad de que haya medios para las voces progresistas no va a desaparecer porque un periódico llegue al final de su travesía.

¡Taxi!

Taxi
Taxi

Los taxistas son una viva encarnación del alma patria actual: van siempre por la derecha salvo que el cliente les diga que giren a la izquierda. Siempre. Es una norma no escrita en el trabajo del conductor de taxi: coger por defecto todas las direcciones a mano diestra si no media una instrucción contraria del pasajero que va atrás para tomar la izquierda. Parece como si todas las empresas humanas tuvieran alma de taxista por su querencia a ir por la derecha, por los caminos trillados. Solo en unos pocos momentos históricos -en comparación con la larga trayectoria de la especie humana sobre la faz de la Tierra- ha habido voces que han pedido giros a la izquierda, pero sin duda la petición de transitar otros caminos que no fueran los de la derecha de siempre han marcado los tiempos posteriores. En estos días inciertos, España está poseída también de esta fiebre del taxista de ir siempre hacia la derecha. Aunque algunos clientes del taxi colectivo preferimos girar a la izquierda y, sobre todo, poner las luces largas para ascender a lo alto de las montañas, que desde arriba las cosas se ven mejor. Porque esa es otra tendencia del ser humano que no debería olvidarse: siempre que uno tiene una loma detrás, se siente tentado de subir hasta arriba, para otear las cosas desde la distancia. Así pues, ¡taxi!, pero a la izquierda, oiga, y hacia arriba, que, para bajar e ir por donde siempre, siempre hay tiempo.

Mayúsculas

APR, en una tableta
APR, en tableta

La salida de la crisis, cuando ocurra, tiene que ver con una sopa de letras mayúsculas, dicen los especialistas: «Unas crisis se desangran rápido y terminan rápido (la economía baja y sube en forma de V) y no duran más de año y medio; otras son más prolongadas, aunque menos agudas (como una U) y pueden abarcar tres años; hay auténticas montañas rusas (en W), con recuperaciones y recaídas encadenadas varios años; y, las más temidas, las crisis en L, con caídas afiladas de la actividad, seguidas de un largo estancamiento…». Es cosa de mayúsculas, pero también es cuestión de elegir prioridades y direcciones, y ahí el voto decidirá el 20 de noviembre. A mí no me da lo mismo salir de la crisis por la derecha de MR que por la izquierda de APR. Y me quedo sin dudarlo con APR, que está reivindicando un modelo socialdemócrata en el que creo, frente a un MR derechista que no quiere mostrar nada para no espantar, pero que va enseñando, de a poquito, la zarpa, mostrando su modelo de país: derogación de la ley del aborto, pena perpetua revisable, copago sanitario, recorte de servicios públicos… Yo elijo a quien abandera una política progresista con mayúsculas.