Se coge antes a un mentiroso que a un cojo


Es ya domingo, día de contrición, confesión y solicitud de perdón por los pecados cometidos, y los en general piadosos y temerosos seres de dios que en general dicen ser son los seres que comandan el PP tienen motivo para hacer largas, larguísimas colas ante los confesionarios, tan religiosas como son estas criaturas. Han de pedir perdón por ser tan mentirosos, aunque hay quienes pensamos que lo que ocurre en realidad es que se les ha caído la careta de la derecha rancia y montaraz que portan en sus genes. Así que, amiguitos y amiguitas, ayudémosles a repasar algunos de sus pecadillos:

  1. Prometieron salvaguardar y proteger las pensiones, y justo acaban de decidir que no podrán mantener su poder adquisitivo con el acuerdo del último Consejo de Ministros de no actualizarlas de acuerdo con el IPC. Ah, curiosa coincidencia: no han desvelado su intención hasta que no pasaran las elecciones gallegas, vascas y catalanas. ¡Pillines, pardiez!
  2. Recogieron firmas en contra de la subida del IVA allá por el 2010, pero en cuanto tocaron el poder aprobaron una subida del 18 al 21% en el tipo general de este gravamen, con algunos incrementos sangrantes por ejemplo en materia cultural.
  3. Rajoy dixit aquello de que jamás metería «tijera» a las pensiones, a la sanidad y a la educación, pero aquellas palabras suyas en el debate electoral con Rubalcaba se quedaron en agua de borrajas. En pensiones, ya han visto. En sanidad, copago farmacéutico y xenófoba exclusión de los inmigrantes irregulares. En enseñanza, brutal incremento de la parte de la  matrícula que deben abonar los universitarios. Se calcula que los recortes educativos importen entre 10.000 y 15.000 millones de euros hasta 2015. En sanidad, los recortes sumarán 10.000 millones de euros, al tiempo que varias comunidades regidas por el Pop Party, con Madrid en cabeza, se preparan para privatizar el servicio público. Qué cabe decir de los recortes en dependencia (con un hachazo de 500 millones), igualdad (sangrantes los recortes en la prevención del machismo criminal), justicia (mediante la vía de tasas que deberán pagar los ciudadanos), funcionarios (salarios congelados de nuevo y sin paga de Navidad) y cultura (un recorte en los presupuestos del 30% para este año, amén de un incremento bestial del 8 al 21% en el IVA que soportan las principales producciones).
  4. Amnistía fiscal: El Gobierno de Zapatero barajó un programa de amnistía fiscal que nunca puso en práctica, pero que se mereció toda clase de descalificaciones preventivas de los amigos del PP, que en cuanto tocaron La Moncloa sí se aprestaron a lanzar un amplio programa de afloramiento de capitales irregulares. Por cierto, un fiasco, porque se ha quedado a años luz de los 2.500 millones de euros que quería conseguir. Se penaliza a los ahorradores y a quienes pagan sus impuestos, mientras se premia a los defraudadores: así es el mundo de Rajoy.
  5. Reforma laboral: Dijeron los del PP que jamás abaratarían el despido y bla, bla, bla. Y, como es habitual, hicieron lo contrario, pergeñando una reforma que da luz verde al despido procedente con veinte días de indemnización por año currado, con un tope de doce mensualidades, ampliando las causas de despido. Igualmente, se rebajaron las indemnizaciones por rescisión de contrato procedente, etcétera, etcétera, porque el catálogo de horrores laborales es notable, como se pone de manifiesto con las dos huelgas generales que tiene el triste mérito de haber conseguido ya este gobierno en su primer año de vida.
  6. Impuestos: Allá por el mes de septiembre de 2011, antes del Advenimiento Pop, el líder preclaro de la derecha patria pronunció en su Galicia natal que «nos vamos a oponer a cualquier subida de impuestos», por cuanto «significa más paro y más recesión». Fue llegar al monclovita mundo y aquellas palabras se convirtieron en papel mojado: incremento del IRPF, aumento del IBI…

Otra cosa más: todos estos sacrificios, ¿para qué? ¿Para qué tanto sufrimiento, cuando todo va irremisiblemente peor? Los curas que atiendan hoy los confesionarios, buen dios, no van a dar abasto para hacerte llegar, las confesiones de la pepera dirigencia. Claro, que, en realidad, ¿estarán con el alma compungida o más bien se sienten tan felices porque con la excusa de la crisis están haciendo lo que siempre han querido hacer? Yo me quedo con lo segundo.

De tesoros

Tesoro de Las Mercedes
Las Mercedes

La actualidad la marcan los tesoros. Un avión ha traído desde el otro lado del Atlántico un tesoro de una fragata española hundida en el fondo del Atlántico. Habrá que ver a qué se destinan los miles de monedas: dicen que van a ir parar a varias instituciones museísticas españolas, aunque, quién sabe, seguro que más de un gestor público se vería tentado de destinarlas a enjugar la deuda ingente que asfixia nuestras arcas. El oro español que inundó Europa, traído de América hace siglos, podría volver a echarnos un cable, aunque me temo que de poco iba a valer. El mismo Estado que nos devuelve el tesoro de La Mercedes embarga el tesoro de un colegio privado por una deuda de la Seguridad Social. Las tizas, los pupitres… Los bienes más preciados de cualquier niño que vaya al colegio, los medios materiales que constituyen sus aulas. Y luego los devolvió. Es otra imagen de esta crisis que acaba con los sueños, como lo es la del duque imputado en un caso de supuesta corrupción en un nada inocente cuento en el que la justicia intenta averiguar el paradero de otro tesoro perdido en forma de fondos públicos malversados.

Presunto humano

Calamar
Calamar

Están ahí, plácidos y apilados en los estantes de la pescadería, rodeados de hielo, durmiendo un sueño eterno tras salir de los mares, pero vivos son terroríficos. Voraces hasta la saciedad, se atacan incluso entre ellos con gran ferocidad. Un documental sobre su vida da verdadero miedo por mucho que estés parapetado tras el sofá. No hace mucho rajé uno en mi cocina antes de hacer un arroz y dentro llevaba un pescado que los jugos gástricos habían comenzado a digerir; parecía una sardina. Son los calamares. En algunas zonas de España su nombre se usa también como insulto para despreciar a quien se lo merezca: «Menudo calamar». Esto se le puede aplicar a muchos seres humanos, calamares en realidad, como el calamar carnívoro (todos lo son) que se llevó por delante la vida de ochenta personas en Noruega hace una semana. Presunto criminal, presunto humano, verdadero calamar voraz sobre el que merece caer todo el peso justiciero del agua del océano.