Vender y comprar

Plaza Río 2
Plaza Río 2

En la orilla de Usera del Manzanares ha atracado un enorme barco en forma de edificio comercial. Desde sus azoteas, en donde se han establecido diversos restaurantes, se disfrutan unas bonitas vistas del río, del Matadero y de la zona sureste de la capital. Los centros comerciales en forma de grandes contenedores de tiendas de toda clase han fondeado desde hace años en todas las ciudades del mundo. Hay, por ejemplo, aeropuertos como el de Barcelona, que más que un aeropuerto es un inmenso centro comercial en cuyos costados aterrizan aviones. Son templos de ocio y consumo contemporáneos, y miles y miles de personas conciben sus fines de semana ya no saliendo a la sierra o yendo al museo: no, prefieren dirigirse al centro comercial lleno de oropeles, de mármoles y de luces (tienen todos una estética similar y los diseños deben de salir de los mismos estudios de arquitectura), plagados de las mismas marcas y de franquicias similares, con gentes de miranda por doquier para matar el rato. Estos sitios tan mastodónticos pueden dar un poco de miedo a quienes preferimos el comercio de barrio y la plaza de abastos de toda la vida, tan entrañables, y que están llamados, poco a poco, a irse transformando o a desaparecer. Pero ahí están, como las compras online que ya forman parte de los hábitos de consumo, gracias a las cuales uno acaba comprándole algo a un tendero del otro confín del mundo. Vender y comprar, y tener dinero para vender y comprar: el mundo se mueve por el mismo motor desde el principio de los tiempos, ya sea en un puesto de segunda mano de El Rastro o en una tienda tan moderna de las que se encuentran ahora junto al río Manzanares.

Verano junto al río asilvestrado

Manzanares silvestre
Manzanares silvestre

Pues, oigan, a mí me gusta que el Manzanares –nuestro río- haya vuelto a ser “navegable a caballo”, como al parecer lo describió un noble extranjero siglos atrás. El proyecto del Ayuntamiento capitalino de devolverle su aspecto silvestre original, de “renaturalizarlo”, ha acabado con esa pinta de canal artificial que tenía antes, que posiblemente fuera muy del gusto de algunos, pero que no era el Manzanares original. El río verdadero de los madrileños, ahora recuperado, presenta un cauce modesto y de poco calado, en el que, gracias a este proyecto de asilvestrarlo, han surgido ya plantas acuáticas y han anidado muchas especies de aves propias de estas tierras en toda una explosión de vida natural que pugna por abrirse paso entre tanto asfalto. Imagino que habrá vecinos que echen de menos el río/canal que estábamos acostumbrados a ver desde los puentes de Toledo, de Segovia o del Rey. Pero a mí me gusta más así este nuestro río, tan alejado de esos otros cauces majestuosos y grandiosos de capitales europeas, pero cuyo aspecto modesto nos recuerda que también Madrid fue originalmente una humilde villa que, por azares de la historia, se convirtió en 1561 con Felipe II en capital de un imperio y que hoy, con todos sus problemas, es una urbe grande y maravillosa, con un río chiquitín y modesto cuyas aguas recuerdan su pasado.

25-S

Una familia española, a punto de ser desahuciada (The New York Times)
Una familia española, a punto de ser desahuciada (The New York Times)

Yo no me manifestaré hoy delante del Congreso, pero respeto a las personas que lo vayan a hacer con respeto dentro de la movilización del 25-S para expresar su malestar, faltaría más. Lo que me parece una falta de respeto es el cerco policial propio de un estado de sitio que ha impuesto el Gobierno, con más de un millar de antidisturbios en el centro de Madrid. Solo les falta meter al portaaviones de la Armada (el único que tenemos) en el cauce del Manzanares. Qué exageración. Esta es la derecha de garrote y tentetieso, sin duda; la derecha que no entiende que haya tanta gente que lo esté pasando tan mal. La derecha rancia que quiere evitar a toda costa disturbios que se puedan ver reflejados en la prensa extranjera. La derecha que compara las protestas de hoy con el 23-F, qué barbaridad, sin que a la secretaria general del PP se le mueva un músculo del rostro ante semejante desatino. Es la misma derecha a la que le trae al pairo la suerte de tanta gente que busca comida en los cubos de basura, recién retratada en un reportaje del prestigioso The New York Times. Esto segundo parece que le da igual. Todo sea que acaben cercando también los cubos de basura con antidisturbios para que tampoco se pueda rebuscar entre la miseria.