Chismorreo universal

Red
Red

«Verá, doctora, pero es que tengo mucha preocupación por el futuro de un ente llamado opinión pública. La opinión pública la conformaban antes los medios de comunicación que se regían por unas mínimas reglas (con desigual respeto, todo hay que decirlo). Este negociado ha dado un vuelco desde anteayer con la invención de las redes sociales. Ahora cualquier persona emite, genera y produce un mensaje, y cualquier cosa se puede divulgar como la yesca y prender como una llama en un prado reseco de agosto. Yo hice una prueba el otro día: difundí un bulo en una de las redes más populares, y al instante el bulo comenzó a crecer como una bola de nieve. Una conversación de bar, una ocurrencia, puede entronizarse ahora como trending topic y dominar el escenario.El riesgo es que, con esta facilidad, la conversación global se puede convertir, ¡ay!, en pasto de gentes hábiles y/o manipuladoras que manejen a otras gentes, ¡ay!, manipulables. Creo en las nuevas tecnologías, pero me preocupa que, en este campo que nos ocupa, una opinión pública seria, fundamentada y rigurosa se pueda ver sustituida por el chismorreo universal sin contrastes ni matices.»

Página impar

Periódico
Periódico

La crisis económica golpea con especial crudeza a los medios de comunicación, especialmente a la prensa escrita (periódicos y revistas). En pos de la publicidad, estos medios ceden, cada vez con mayor frecuencia, sus espacios más visibles a los anunciantes, multiplicando lo que ya venía siendo una tendencia. Es frecuente encontrarse últimas páginas que ya no son contraportadas, sino anuncios a toda plana. Hay incluso hasta alguna primera página que se concibe a modo de escaparate publicitario. Otros periódicos de referencia no tienen empacho en publicar grandes encartes pagados, algo hasta no hace mucho impensable en determinadas cabeceras, Y, por supuesto, las páginas impares, aquellas más golosas para los anuncios porque son las primeras en las que se detienen nuestros ojos cuando miramos una revista o un rotativo, son espacio preferente para la publicidad (que también paga más por ocupar estos lugares, por supuesto). Los medios renuncian a escribir sus historias en estas páginas para que sean otros los que escriban las suyas: historias de perfumes, de coches, de cruceros allende los mares. Y nosotros, los lectores, ¿cuántas veces renunciamos también a escribir las historias de nuestras vidas para que sean otros quienes redacten las páginas impares, las más interesantes, de nuestras existencias?