A los miserables

Lazo contra la violencia
Contra la violencia

A los miserables que oscurecen la vida de sus parejas. A quienes siguen pensando que la vida de sus mujeres vale menos que la suya propia, hasta el punto de poder exterminarla. Que la mujer es un ser inferior al que pueden despreciar, maltratar, golpear, violentar. A los abyectos que golpean a sus parejas olvidándose de que han nacido de un cuerpo de mujer, el misterio más sagrado del mundo, los seres más perfectos de la creación. A quienes levantan la mano contra la persona a la que un día quizá amaron, descargando su frustración sobre ellas. Hacia quienes siguen predicando y defendiendo cánones de conducta machista y reaccionaria. A quienes manipulan los sentimientos de sus parejas para retorcerlos en un juego macabro. Hacia toda esa basca repugnante, vaya mi desprecio y mi asco. Para evitar que siga oscureciendo hay esta noche una concentración en la Puerta del Sol, a las 19:00 (habrá muchas más puertas del sol en ciudades españolas), en el Día Mundial contra la Violencia de Género, que en España sigue dejando un reguero de víctimas intolerable.Y vaya mi afecto a las víctimas de la plaga, y a tod@s aquellos que defienden con uñas y dientes el derecho de sus hijas a crecer libres, independientes y felices.

PD.- La política socialista Elena Valenciano ha lanzado en Twitter una iniciativa para cambiar hoy el avatar de cada cual por el lazo contra la violencia de género. Se trata de inundar la red social de lazos como el que ilustra este post, a modo de expresión de solidaridad con quienes sufren. Llegará el día, seguro, en el que no haya que dedicarle un día a esta desgracia, y las lágrimas vertidas ayer habrán regado el frondoso árbol de la igualdad de mañana, que guardará bajo sus ramas a todas las mujeres.

Demasiados anocheceres

Luto
Luto

No dejan de engrosarse, día tras día, los anocheceres en la piel de toro. Lutos anticipados en forma de muertes de mujeres, que ensangrientan el rostro de una sociedad, la española, que se presume avanzada. Anoche fue una mujer en Valencia; el domingo pasado, otras tres asesinadas en varios puntos de España. Van casi 50 víctimas por terrorismo doméstico, machista y criminal en lo que va de año. Cincuenta anocheceres precipitados. Medio centenar de muertas, de noches negras sin fin. El Gobierno acaba de lanzar una nueva campaña de concienciación para actuar ante las primeras señales de esta lacra, que parece no detenerse. Los paneles de las autovías suelen informar de las muertes en carretera; también podrían emplearse para advertir de esta otra sangría por desgracia tan cotidiana, para cuya erradicación debería conjurarse toda la sociedad española. Mientras no desaparezca, en España seguirá anocheciendo antes de tiempo.

La cosificación

Anuncios de prostitución
Anuncios

Los diarios que publican anuncios de prostitución parecen amparar el concepto de que la mujer es una cosa, un objeto sexual con el que es lícito hacer negocio. «Todo vale para la pela», parecen decir, «y no vamos a prescindir de un ingreso tan enjundioso en plena crisis económica». Son casi todos los periódicos que no le hacen ascos a este comercio humano -la inmensa mayoría, salvo contadas excepciones-, que se calcula que al año mueve 18.000 millones de euros en España, de los que unos cuantos millones caen en las arcas de los rotativos. «Ningún medio que se proclame defensor de los derechos humanos puede publicar este tipo de anuncios y, si lo hace, se convierte directamente en cómplice de esta forma de esclavitud», sostiene Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas (citada en La Voz de Asturias). Los diarios que se prestan a este sucio juego contribuyen a la cosificación de la mujer, aunque luego pongan el grito en el cielo cada vez que, por ejemplo, se produzca un nuevo caso de violencia de género a manos de hombres que consideran a sus parejas meras cosas cuyas vidas están en sus manos (¡ya van 16 muertas por terrorismo doméstico!). Alguna reflexión sobre su responsabilidad también deberían hacer estos medios, más allá de mirar solo el balance contable.