Spiderman se queda huérfano

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Yo siempre fui de Spiderman. No recuerdo mis hermanos. Esto de los superhéroes era como una religión: cada cual seguía la suya. A mí me molaba el hombre araña saltarín, embutido en sus mallas bicolores con dibujo arácnido, con su trasfondo del ser humano atormentado que era Peter Parker. Brincando de edificio en edificio, esparciendo sus redes pegajosas para atrapar a los malhechores. Qué tiempos. Ahora los niños y niñas tienen muchos más referentes aparte de este universo procedente de los States creado por el recién fallecido Stan Lee y tantos como él. El universo nipón manga y anime ha irrumpido con fuerza entre las nuevas generaciones y yo me pierdo entre tanto dibujito que encanta a mi hija. Pero el impulso que mueve a los seguidores de estos personajes es el mismo que ha impulsado a los seres humanos desde los tiempos de los más antiguos relatos mitológicos: tener una vía de escape frente a la grisura del mundo. Spiderman ha perdido a su padre, pero en las mentes de sus lectores seguirá saltando y brincando sin parar, incesante e incansable, para su dicha y contento (y la nuestra).

PD.- Recordando a Spiderman, qué bonita canción le dedicó Aslfato a uno de nuestros superhéroes patrio, el Capitán Trueno. “Ven, Capitán Trueno, haz que gane el bueno, que el mundo está al revés…”. El mensaje de la veterana banda madrileña de rock urbano sigue siendo de plena actualidad.

2 comentarios sobre “Spiderman se queda huérfano

  1. A mí también me gustaba mucho el hombre araña pero cuando Michelle Pfeiffer encarnó a Cat Woman, fiu, se me pasó rapidito la afición arácnida 🙂

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