¿Qué fue de?

Krishna
Krishna

«Doctora, qué complicado es en estos días esféricos trabar una conversación cuando a uno no le gusta el fútbol. Menos mal que con usted, aquí en el diván, todo es distinto, y la simple visión de su sonrisa, la comprobación de su escucha solícita a mis paranoias y sus sabios consejos posteriores son todo un consuelo. Ayer, fíjese, parece ser que un bollo suizo con exceso de levadura estalló en plena cara de La Roja, y lo más curioso es la que se montó cuando acabó el partido: la proliferación de ese fenómeno tan español del que hemos hablado alguna vez: el cenizo yoyaísta (No, si yo ya decía que estos chavales a la hora de la verdad se vienen abajo; No, si yo ya sabía que España no pasa de la primera fase). Qué país, y ya le digo que a mí el fútbol me trae al pairo, pero, ¿por qué nos falta tanta empatía? En fin, doctora, que menos mal que usted me escucha; así que, cambiando de asunto, y como veo que a usted tampoco el gusta el balompié, aprovecho para plantearle un tema que ha atribulado mis sueños esta pasada noche: ¿qué fue de los hare krishna? ¿Se acuerda de ell@s? Esos jóvenes y jóvenas de melena lacia y largas vestiduras, que antes eran tan habituales en las calles del centro de esta capital, moviendo las caderas al ritmo de sus salmodias (Hare Krishna Hare Krishna / Krishna Krishna Hare Hare / Hare Rama Hare Rama / Rama Rama Hare Hare). Tod@s hemos tarareado ese mantra alguna vez cuando veíamos su show en Sol, o en Preciados, aun sospechando que era una secta rara. ¿Qué fue de ellos? ¿Ha tenido alguna vez en esta consulta a alguno, doctora?»

Mandela y el gol

Nelson Mandela
Nelson Mandela

Se aproxima el comienzo del Mundial de Fútbol de Suráfrica, y los aficionados van llenando los estantes de sus cocinas de patatas fritas, palomitas, refrescos, cervezas, para alegría de los supermercados que hacen su agosto con ellos. Las páginas de los suplementos dominicales se pueblan de recetas de emparedados, bocadillos y canapés y platos rápidos, a cual más original para nutrir los encuentros de amig@s frente al televisor que retransmitirá los partidos. ¿Quién ganará el Mundial? Hay porras y quinielas en muchas oficinas. Pero en la nación anfitriona de este gran espectáculo mundial, Suráfrica, sin duda el que marcó el mejor gol, hace ya muchos años, fue un tal Nelson Mandela, que en la década de los 50 del siglo pasado  lideró un movimiento contra la discriminación, contra el apartheid, que le condujo a prisión durante 27 años, para posteriormente convertirse en el primer presidente surafricano elegido democráticamente mediente sufragio universal. La lucha contra la discriminación, contra cualquier apartheid por motivo de raza, credo, sexo o ideología, es la mejor causa, la mejor liga en la que el ser humano puede embarcarse.

El delantero

Fútbol
Fútbol

«Un delantero jugaba por la izquierda. Tenía cintura, fuertes piernas, buena cabeza y facilidad para colocar la pelota. Recibía el aplauso del público, era feliz, y no se obnubilaba por el éxito. Había jugado ligas victoriosas, pero también sabía del sabor de la hiel; le costó mucho llegar aquí. Con el paso del tiempo, el partido se le ha ido complicando: no es fácil jugar en primera división. Ha habido gritos desde las gradas (desde los palcos sobre todo), árbitros impasibles y directivos de la competición que le han forzado a jugar por la derecha si quería que su equipo siguiera en la liga, nada más y nada menos. El delantero se resistió mucho tiempo, pero al final tuvo que ceder; amenazaron incluso con declararle fuera de juego si no lo hacía. Así que el delantero ha tenido que escorarse algo en su práctica, acometer sacrificios y someterse a lo que no le gusta, pero con la convicción y la confianza de que lo hace por el futuro, de que es un esfuerzo necesario para, una vez enderezado el juego, volver a su banda izquierda natural. Está muy triste y cariacontecido; se le nota la pesadumbre. Muchos de sus seguidores se han quedado sin aliento, preocupados por el delantero, en quien siguen confiando; conocen de su sacrificio y de lo doloroso de esta situación, y contemplan cómo, desde el gallinero, parece que en estos días grises el sol sale con más fuerza por la derecha del horizonte para ocultarse con celeridad por la izquierda con el declinar de las menguantes jornadas. Muchos comprenden y comparten el valiente esfuerzo del delantero por darle la vuelta a esta realidad, por difícil que ahora parezca, de que se haya hecho rápidamente tan de noche y de que en este terreno de juego haga tanto frío. ¡Ánimo!»