La mirada

Mirada
Mirada

«Venimos al mundo, doctora, desde la oscuridad a la luz y necesitamos calor desde nuestro primer berrido, desde que lo brazos de nuestra madre nos acogen y nos calman. Somos seres sociales, aunque las relaciones sociales sean tan complicadas y fuente de tantos quebraderos de cabeza, doctora, usted lo sabe mejor que nadie. Evitada la gente tóxica, espantada la gente chunga, descontados los indeseables, quedan muy pocas personas. Porque consuela en tiempos de zozobra, en esta época incierta y de futuro por escribir, encontrar la palmada de alguien en el hombro, los dedos de otra persona que se entrelazan en los tuyos por el mero gusto de hacerlo, los ojos de los seres que quieres y que no tienes que buscar, porque son esos ojos los que se topan contigo y siempre están ahí como faros en la noche para evitar que nos demos de cabeza con la escollera. La mirada, las miradas de las pocas personas que en verdad uno tiene cerca, de algunas que también se fueron, que son una luz entre las tiniebas y que iluminan mi mundo y el pequeño mundo de cada cual. En esta era de la rapidez, de las prisas, del vistazo, yo valoro la mirada. Las miradas que te muestran el camino y que te anclan la cabeza para evitar que eche a rodar; las miradas que no quiero perder de vista. Son estas pequeñas cosas las que hacen grande la existencia.»

Algo va mal

¿Futuro?
¿Futuro?

«Algo va mal, agente, y como no tengo clara la responsabilidad ni la identidad del culpable, pues hete aquí que vengo a interponer una denuncia contra todo dios, urbi et orbe. Denuncia contra los que lo envuelven todo en plástico, que estoy harto de bajar todos los días un bolsón de basura lleno de lo susodicho al reciclado que supera con creces los residuos orgánicos: toda una metáfora contemporánea. Denuncia contra los que no hacen nada para evitar que nuestra Europa unida, patrimonio democrático de la humanidad como dijo Lula, haga aguas. Denuncia contra quienes ensucian los mares y producen que los peces que tanto me gustan cada vez estén más llenos de mierda que luego se mete un@ pal cuerpo. Denuncia contra las empresas que no tienen reparos en producir en países que no tienen un mínimo respeto por los derechos humanos y cuyos productos también lo inundan todo. Denuncia contra quienes favorecen en España un sistema dual de educación; al loro con la futura sociedad que se avecina. Denuncia contra lo que hizo que en este país no haya un sentido de lo colectivo para tantas cosas. Denuncia contra quienes llenan de humo el aire de mi ciudad. Denuncia contra quienes con sus decisiones están recortando el futuro. No espero respuestas, agente, tan loco no estoy; me limito a gritar mis denuncias y, escuche, qué a gusto me he quedado.»

Tiempos verbales

Palabras
Palabras

Palabras, palabras, palabras. Vamos paseando por la vida de conjugación de conjugación, acompasando los tiempos verbales a los tiempos cotidianos. Hoy en día hay muchas gentes que no ven claro el futuro, y parecen conjugar de manera constante un presente continuo: está ocurriendo con esta maldita crisis global interminable que ensombrece la línea del horizonte como si una fiera losa de hormigón no dejara salir el sol para amplios colectivos sociales. Otras gentes se refugian en un pretérito perfecto, pluscuamperfecto incluso, porque tampoco hallan la forma de pasar las hojas del calendario sin que el mundo se les caiga encima de golpe y les vuelva a partir las costillas. Nuestro reto como sociedad es lograr que ese futuro se pueda volver a conjugar, superando a partes iguales la rabia y la melancolía. Y construir entre tod@s un relato de porvenir que no deje excluido a nadie. Seguro que juntando el presente a las ansias de futuro, sin olvidar las lecciones del pasado, lo vamos a conseguir, mal que les pese a los agoreros.