¡Feliz 2012!

Reflejo de succión
Reflejo de succión

De bebés venimos al mundo con algunos reflejos básicos, como buenos animales que somos. Hay dos fundamentales para la supervivencia: el reflejo de succión, clave para alimentarnos de nuestras madres y no morirnos de hambre, y el reflejo de prensión, para agarrarnos a cualquier superficie y no caer al vacío. Dicen los médicos que son reflejos arcaicos y primarios que solo se dan en los bebés y que desaparecen al crecer. Yo sostengo que están presentes toda la vida y, es más, que no debemos perderlos nunca. Succión para seguir nutriéndonos de saber, para que nunca perdamos el ansia y la curiosidad de aprender, la esperanza. Prensión para agarrarnos con nuestros deditos a las cosas que merecen la pena, como los afectos. Son dos de mis deseos para mí y para la gente a la que quiero ante este nuevo año que está a punto de echar a andar: seguir aprendiendo y aferrarme a la senda de los afectos, querer y ser querido en el mapa de la existencia, todo con un poco de humor y sin perder la sonrisa, que bastante vinagre hay ya en el mundo. Y que el miedo, los temores que todos llevamos dentro y que son una amenaza para esos reflejos porque los acaban esclerotizando, no se imponga. Feliz 2012 a tod@s, que nos vaya lo mejor posible.

Historias por contar

Copo
Copo

La vida la van marcando los espacios en los que se desarrolla. Cuando eres canijo coincides con los familiares, los cercanos y los lejanos, de cuando en cuando, en eventos BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones). Luego se centra uno en su propia existencia: emparejamientos y descendencia. Cuando pasa un poco más de tiempo te enteras de que tal o cual pareja de amigos y conocidos se separó o se divorció (ya no hay celebraciones). Y a partir de los 40, por puro reloj biológico, constatas con sufrimiento que la vida va en serio cuando las personas que te han precedido en el camino, los padres y madres propios y de amigos y conocidos, van desapareciendo. Hablo de la silenciosa muerte de los españoles y españolas nacidos en la década de los 30 del pasado siglo, que sufrieron la llegada de la Guerra Civil, la propia contienda y el atroz franquismo. Gentes humildes que vinieron a trabajar a la gran ciudad (o tuvieron que emigrar allende nuestras fronteras), desde La Mancha, Andalucía, Castilla, Galicia, Extremadura… Que nos criaron aquí a nosotr@s, los niños y niñas del baby boom de los 60, y sostuvieron sobre sus hombros todo el peso del país en años de plomo. Buenas gentes que en muchos casos nunca han sido suficientemente valoradas (¿estará alguien escribiendo su historia?). Están marchándose, muriendo poco a poco, haciendo mutis por el foro tan mansamente como vivieron, cayendo como copos de nieve sobre un campo de Castilla en un frío día de invierno. A todos ell@s vaya mi modesto homenaje, mi gratitud y mi reconocimiento.

La llama humana

Mor Karbasi
Mor Karbasi

Escuchando el otro día en vivo en Madrid a una cantautora en ladino en un recital organizado por Casa Sefarad Israel, la judía Mor Karbasi, reparaba en que son las mujeres las que han transmitido la llama de la humanidad desde el origen de nuestra especie. Son ellas las que en todos estos siglos oscuros pasados -y en tantas oscuridades presentes- se han ocupado de poner luz a todas las cosas verdaderamente importantes, mientras nosotros los hombres estábamos ocupados en un sinfín de gilipolleces. Y a pesar de todo, han sido históricamente despreciadas, vituperadas, violentadas. Y no menos despreciado, vituperado y violentado ha sido el movimiento feminista que ha emancipado a las mujeres. Sé que estoy escribiendo cosas de perogrullo, pero no por ello deja de resultar escandalosa esta realidad, que se evoca al escuchar un romance en ladino que se ha podido transmitir de generación en generación, desde hace siglos, gracias a la magia de las mujeres que mantuvieron viva la llama de Sefarad en sus hogares.