Ferragosto

Lorenzo
Lorenzo

En Ferragosto los ritmos vitales caen bajo mínimos, como las bolsas de estos días. Cuesta levantarse y desperezarse, echar aftersun a la piel que el sol abrasó ayer entre canchales ribereños de parajes de montaña. Ha pasado la lluvia de Perseidas y, maldita sea, no he vuelto a ver ninguna por más que escudriñé los cielos, pero qué falta me hace verlas estando en compañía de mis dos estrellas preferidas, que cumplen años también alrededor del Ferragosto. La gran ciudad baja los latidos, acompasa su ritmo cardiaco al calor, aunque hayan desaparecido aquellos agostos de hace quince, veinte, veinticinco años, cuando Madrid a estas alturas de año se asemejaba a una ciudad golpeada por la bomba hache, vacía como una planta de un ministerio a las ocho de la tarde. Aquellos veranos con la ciudad desierta son historia; el foro ya no se vacía nunca del todo. Pero es Ferragosto, qué demonios, así que voy a dejarme poseer por el dolce far niente, que ya vendrá la marejada.

Videojuegos

Policías, en Londres
Londres

¿Qué está pasando? ¿Por qué hordas de jóvenes saquean, queman y revientan por las costuras la ciudad de Londres y otras localidades del Reino Unido? Son disturbios con aroma de videojuego, con la estética de destrucción nihilista que ambienta estos entretenimientos de los adolescentes (también de los españoles). La mecha parece haberla prendido la muerte de un joven a manos de la Policía, pero el trasfondo de este asunto es más complicado: tensiones raciales, pobreza, desarraigo social, ansia de violencia por la violencia… Jóvenes que quizá confunden la vida con un videojuego. Pero no valen los análisis simplistas: la política debe también preguntarse por qué se suceden estos conflictos. No es tolerable tanta violencia, aunque habría que ir al fondo del asunto. El diario británico The Guardian apunta algunas claves para tener una foto de conjunto, más allá de las llamaradas, en un artículo que merece la pena leer, en el cual recuerda que Reino Unido es hoy un país en el cual «el 10% más rico es ahora 100 veces más rico que los más pobres, donde el consumismo afianzado sobre el endeudamiento personal ha sido incentivado durante años como la solución para una economía vacilante y donde, según la OCDE, la movilidad social es peor que en cualquier otro país desarrollado». Adolescentes asaltando almacenes para llevarse reproductores de vídeo, televisores, ordenadores… como para procurarse un futuro cobijo para su realidad de videojuego. Pero la vida no lo es, y refugiarse en un videojuego es cerrar los ojos a un futuro que estos jóvenes no parecen encontrar. Game over.

Quiebra moral

Somalia
Somalia

Mientras Occidente se afana porque sus sistemas financieros no se vayan al cuerno a cuenta del ataque de especuladores sin fronteras, la vida de millones de personas está en peligro -no ha dejado de estarlo- en el Cuerno de África. Los especialistas se ufanan de que en Estados Unidos no se haya producido la temida quiebra financiera. La otra quiebra, la moral, ya se ha producido, aunque todos podemos poner un pequeño granito de arena para contenerla. Unicef explica que «más de medio millón de niños está en riesgo inminente de muerte debido a la desnutrición aguda. En Somalia, Etiopía y Kenia se estima que 2,3 millones de niños sufren desnutrición aguda. Cerca de 11 millones de personas están en riesgo ante esta situación. Naciones Unidas ha declarado el estado de hambruna en Somalia, donde las tasas de desnutrición ya superan el 80% en las zonas del sur». Actúa y únete para remediar la situación. Combate la quiebra moral, el abandono de Occidente hacia la situación de millones de personas. Los especuladores del mundo no lo van a hacer por ti.