Mundos plásticos

Plastilina
Plastilina

En el colegio público de esta Comunidad de Madrid gobernada por la derecha-derecha al que va mi hija hay niñ@s que dan religión y otros que no. A muchos nos sigue pareciendo extraño que un colegio público sostenido con fondos aportados por creyentes y no creyentes tenga seguir albergando clases de religión (religión católica, claro; esto en un colegio en el que hay críos procedentes de familias de credos diversos), pero ese es otro debate. El caso es que, cuando toca clase de religión, los que no están apuntados a esa sesión de adoctrinamiento (mi hija entre ellos), tienen que salir de su aula habitual e irse a un despacho. Mientras dura la clase de religión, mi hija y sus amigos leen cuentos, mientras quizá en su clase están leyendo otros cuentos sobre la creación del hombre. El otro día, mi hija me confesó que, durante ese tiempo, había estado modelando algunos seres en plastilina, una peonza y una trompeta en concreto, mientras tal vez en su clase les estuvieran contando que Dios modeló a Adán con barro para insuflarle vida después. Todo son ficciones.

2 comentarios sobre “Mundos plásticos

  1. Es curioso, me he identificado con tu anécdota. Mi hijo va a un colegio tambien religioso concertado, por cercanía más que por ideales. Hace tiempo, según fue creciendo, se atrevió a confesarme que las clases de religión eran aburridísimas y hasta me dijo que su único dios era Rob Halford. Le pedí discreción, al menos hasta que acabe secundaria. Aun así, cuando le preguntan que ha hecho el fin de semana, quiza se le escapa que nos ha acompañado a un mitin, o que tiene fotos con Lissavetzky… Es inevitable, los hijos terminan absorbiendo las tendencias de sus padres, si estas, sobre todo, son más convincentes, más atractivas y más creíbles que las que les puedan imponer. Un abrazo.

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