Cuando voto siempre pienso en las generaciones de españoles y españolas que se vieron privadas de este derecho. En los millones de españoles que durante cuarenta años de cerrojo franquista no pudieron expresarse en libertad para elegir a su gobierno. En los millones de represaliados y exiliados por el régimen. En los millones de personas que no tan lejos de esta piel de toro, a pocos cientos de kilómetros, no lo pueden todavía ejercer en libertad. Pienso en que la fuerza de los votos ha permitido impulsar proyectos colectivos en un país tan poco amigo de lo colectivo como es España: establecer la educación pública y gratuita, crear pensiones dignas para los trabajadores, becar a millones de estudiantes para que pudieran acceder a la educación en igualdad de condiciones, dotarnos de uno de los mejores sistemas de sanidad pública del mundo, desarrollar nuestras infraestructuras, ampliar ayudas para proteger a los desamparados, afianzar nuestra joven democracia. Cuando voté esta mañana en el comedor del colegio público al que asiste mi hija pensé en ella, en las conversaciones que una niña tan espabilada e inteligente (herencia de su madre y sus abuelas, sin duda) mantendrá en esta estancia, entre bocado y bocado, con sus amigos y amigas del cole, nacidos dentro y fuera de este país, las futuras generaciones de españoles y españolas. Cuando voté esta mañana no pude evitar emocionarme pensando en mi madre que se fue hace un año, y voté con más fuerza y orgullo que nunca, por ella, socialista de corazón, y por mí, por las siglas en las que he creído desde que era adolescente, sintiendo que su mano se posaba sobre la mía, por las siglas del Partido Socialista.
faktuna.com 
Qué cierto es y qué buena reflexión.Yo pensé en todas aquellas mujeres que lucharon, no sé si alguien las recordará (mucha gente no), aquellas que pertenecieron al movimiento sufragista femenino, e hicieron posible que las mujeres podamos ejercer ese derecho.
Y no votar es negar todo ese esfuerzo, es privarnos el derecho que se nos ha otorgado, es ponerse una venda y negar la realidad, no asumir.
Y va a ser duro, y vamos a asumir lo que va a pasar ahora, y seremos víctimas y marionetas de recortes sociales durísimos que nos van a tocar sufrir como niños, estudiantes, parados, trabajadores, minusválidos, madres,padres y jubilados y pensionistas en general.
Una deficiencia en la Sanidad Pública, deficiencia en los servicios, y deficiencia en nuestra Democracia.
Pero sabemos que tras pasar el chaparrón, nos volveremos a poner el «paraguas rojo» que comentabas en un post y lo importante habrá sido que seamos consecuentes, no nos neguemos nada, y luchemos, y pensemos no sólo en lo que vamos a vivir a partir de mañana, sino, en lo que queremos dejar a los que vienen detrás, qué herencia les dejamos.
Desde luego como padres, lo mejor será dejarles una educación y un desarrollo en su pensamiento crítico y que a ellos «no se la den con queso» seguro que no, cada vez las siguientes generaciones vienen con más fuerza y menos ciegos.
Necesitaba decirlo.Y a partir de mañana, me exilio (figurativamente) pero sigo proactiva, en mi labor de cambiar mi entorno, mi día a día, con mis acciones y cuidar de mi entorno, hacerlo más llevadero, acogerlos en mi paraguas, del mismo color de la filosofía que gobierna en mi vida, desde el más absoluto rojo de amor.
Un saludo Antonio, y a ser fuertes con todo.
IsaOtero-> http://www.veroirhablar.wordpress.com
Como solía comentar un amigo de hace años, al ir a votar con sus padres en las primeras elecciones tras el franquismo, pretendieron dejar pasar a un anciano pero éste no se dejó.»Con lo que he tenido que esperar, les dijo, creo que puedo esperar a ustedes»