Muerte y romanticismo

Larra
Larra

Lo más desasosegante del recién reinaugurado Museo del Romanticismo de Madrid (antiguo Museo Romántico) es la presencia de la muerte entre los oropeles, que nos recuerda el destino trágico que corrieron muchas figuras adscritas a este movimiento de finales del XVIII y primera mitad del XIX. El museo, sito en una bella casa palacio (C/ San Mateo, 13) del siglo XVIII en el centro de esta gran, extraordinaria metrópoli, cuelga en sus muros lienzos de interés -un goya entre ellos-, exhibe refinados objetos suntuarios que recorren las artes decorativas de un par de siglos y… pistolas. Armas de fuego que fueron las que pusieron fin a la vida de más de un romántico atribulado, como ocurrió con uno de los grandes literatos del XIX, el escritor y periodista romántico Mariano José de Larra. Todo ello se muestra en este renovado museo, que esconde en su interior un recoleto jardín con un impresionante magnolio que promete ser un agradable oasis de paz en los meses calurosos, un patiejo en el que repasar alguna de las grandes crónicas de Larra, El pobrecito hablador como gustaba de motejarse, que se pegó un tiro con uno de los pistolines expuestos en este palacio. Sólo tenía 27 años.