Escuela de vida

Vida
Vida

La vida no viene con manual de instrucciones. Lo saben y sabemos bien todos los que hemos sido padres primerizos: pero siempre tiene uno amig@s, médicos, revistas, familia, programas en la tele… que te van guiando y que completan lo que muchas veces es sentido común a la hora de tratar a ese nuevo ser. Ahora sé, justo ahora, cuando atravieso una situación familiar delicada, que lo que no viene con manual de instrucciones es cómo enfrentarse a la muerte, que sigue siendo un gran tabú que se rehúye de forma permanente. Y lo es más todavía en esta sociedad de consumo tan brutal, que nos promete que seremos eternamente jóvenes, forever young, en la que la muerte, sencillamente, no existe. Es mentira y, aunque duela y lo ocultemos, la muerte siempre acaba por irrumpir en nuestro pequeño mundo. Yo lo vivo estos días con mucha intensidad: es el trance por el que está pasando una de las personas que más quiero sobre esta tierra, y aunque son tiempos dolorosos, también me siento arropado y reconfortado por el excelente equipo de profesionales de la clínica de cuidados paliativos que le atiende hasta que se produzca el desenlace fatal. Me comentaba este viernes una buena conocedora de este asunto que en los estudios de Medicina de España los cuidados paliativos no tienen aún la relevancia que se merecen. Aludía también a muchos médicos españoles pioneros en este campo, gentes arrojadas que tuvieron que salir del país para aprender fuera lo que se está haciendo en Europa, para luego poderlo poner en práctica aquí. Y nos creemos tan modernos en la piel de toro. A nadie le gusta hablar de la muerte, y menos tratarla, pero es una realidad que nos afecta a todos, más tarde o más temprano. Es loable, por tanto, la decisión que adoptaba ayer mismo el Consejo de Ministros de promulgar una ley de muerte digna y cuidados paliativos, para que los enfermos terminales puedan morir como cualquiera desea: sin dolor y rodeados del afecto de quienes les aman. La muerte, al final, da sentido a la vida. La muerte, al final, es una escuela de vida.