Reivindicación de Ramón

Ramoncín, LP La Vida en el Filo
Ramoncín, LP La Vida en el Filo

La última vez que vi a Ramón en directo fue allá por la primavera de 1990, tras el recital de Madrid en el que se basó parte de su LP doble posterior Al límite, vivo y salvaje. Yo y un par de colegas salimos del concierto tan espídicos con aquel chute de rock, que nos metimos en el coche y no quisimos coger el camino de vuelta a casa. Nos dedicamos a dar vueltas por no sé qué autovía, haciendo tiempo, con las melodías resonando en nuestras cabezas, vagando en la noche. En el medio del asfalto presenciamos las consecuencias de un singular siniestro: una furgoneta había atropellado una vaca o un animal semejante, y aquel ser yacía, muerto, desparramado en el suelo, mientras que el morro del vehículo estaba totalmente hundido, formando pliegues a modo de acordeón. Vimos aquel extraño suceso y seguimos deambulando antes de irnos a la piltra. Ramón había estado espléndido esa noche, en un concierto inolvidable y que recuerdo con viveza a pesar de los muchos años transcurridos. Aquel chaval de barrio convertido en un icono del rock patrio nos hacía brincar y saltar a los otros muchos chavales y chavalas de barrio que acudíamos a sus conciertos. Dueño de un soberbio cancionero repleto de himnos urbanos cargados de furia y libertad, nunca entendí por qué, con el paso de los años, tanta gente se dedicó a verter tantísima saña contra él, a atropellarlo de manera tan despiadada y tan injusta. A lo largo de este tiempo me han llegado a través de los sumideros de Internet, en más de una ocasión, basuras varias contra su persona, bulos, calumnias, infundios de toda laya contra un artista de primer orden, sospecho que muchas veces divulgados y difundidos por personas que jamás habrán visto un concierto de Ramón, que jamás habrán vibrado con su música y que jamás se habrán enamorado al calor de su directo. Lástima de país tan amigo del despelleje. Ramón siguió avanzando, supongo que con mil heridas, y la justicia le absolvió en el asunto de la SGAE. Esta primavera nos regaló un set que compendia su obra de todos estos años, Quemando el tiempo (1978-2017). Ramón, Ramoncín, ha salido adelante a pesar de los muchos atropellos y, por fortuna y para disfrute de sus fans, sigue esparciendo rock and roll a espuertas.

Un comentario sobre “Reivindicación de Ramón

  1. Quizá, el único «pecado» que se le pudo reprochar a Ramoncín fue su excesiva exposición pública en debates televisivos de dudoso nivel. Desde luego, eso no justifica la persecución y el odio irracional del que fue objeto.

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