
Si tuviera un lienzo en blanco, proyectaría todas las imágenes en forma de diapositiva que han compuesto este verano de 2010 a punto de rematar. Desfilarían una detrás de otra las imágenes de los lugares que he visitado, los rostros de la gente amable que he conocido, el aspecto de los platos que he saboreado, las aguas de los mares que han bañado mi piel, los rayos de sol que me han tostado. Pero de todas las imágenes, para el disco duro de la posteridad, conservaría una de forma muy especial: la de mi hija Estrella montando en el patio de mi casa sobre su pequeña bicicleta sin ruedines, aprendiendo a guardar el equilibrio. Una lección clave que ella aprendió muy rápido: guardar el equilibrio, procurarlo al menos, sobre ese hilo invisible, tan inestable, que es la vida.
Muchas gracias por escribirme esto me ha hecho llorar y te quiero un montón aunque a mama también.
Como siempre… me conmueves