Mes: junio 2010
Macedonia de titulares

La visión de los medios de comunicación sobre la realidad siempre es, necesariamente, parcial, determinada por su línea editorial, su tendencia ideológica y sus propios intereses. Lo de este martes, a propósito de la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) que avala la mayor parte del Estatut catalán, arroja una verdadera macedonia de titulares para desayunar, a menudo contrapuestos. La prensa madrileña se despacha con titulares como el TC “avala el Estatuto pero niega validez al término nación” (El País), “Casas salva el Estatut mediante un último apaño” (El Mundo), “El TC purga el Estatut” (ABC), mientras que para La Razón el Constitucional “desinfla la ‘nación’ catalana del Estatut” y para Público la norma “sale tocada”. Los principales medios catalanes titulan “Volem l’Estatut” (El Periódico) y el TC “rebaja el Estatut” (La Vanguardia). En conclusión, una entrenida ensalada de titulares principales, en los que no hay menciones a esa supuesta desintegración de España que el PP vino pregonando desde que impugnó el Estatut, y que se ha demostrado absolutamente falsa, como tantas otras cosas.
Fahrenheit 451

Desde que la vi siendo adolescente, siempre he tenido en mente las imágenes de la versión cinematográfica de la fábula futurista Fahrenheit 451, escrita en 1953 por el autor norteamericano Ray Bradbury, con esos bomberos pirómanos consagrados a destruir el saber en forma de libros, incendiando bibliotecas como si quemaran, en realidad, personas, en una pesadilla en la que pensar está prohibido y es peligroso para la existencia. Las imágenes de esta obra maestra de la ciencia ficción han cobrado ahora forma de nuevo con la publicación de esta conocida novela de Bradbury en forma de una gran versión en cómic elevada a arte mayor, del también estadounidense Tim Hamilton: una novela gráfica -género que inventara el inmortal Will Eisner-, que en España acaba de publicar el sello madrileño 451editores. La moraleja de esta obra -la resistencia frente al totalitarismo y a la censura, encarnada en hombres y mujeres que memorizan los libros para que estos nunca desaparezcan- sigue vigente. Como escribe Bradbury en una introducción específica para esta edición en cómic, “me gustaría sugerir que todo aquel o aquella que lea esta introducción se tome un tiempo para escoger el libro que más le gustaría memorizar y proteger de cualquier censor o bombero. Y no sólo escogerlo, sino dar las razones de por qué querría memorizarlo y de cuál es el valor por el que debería recitarse y recordarse en el futuro. Creo que si mis lectores se reúnen y hablan de los libros que han escogido y memorizado pueden producirse encuentros muy entretenidos”. Para que nunca se pueda llegar a los 451 grados Fahrenheit (o 233 grados centígrados) que se necesitan para que arda el papel.