
Malhadado goterón que te precipitas desde lo alto del alerón, a saco y a traición. ¿Qué mano criminal te guía? ¿Cuál es tu impulso asesino para que te dirijas como un kamikaze sobre el cuello o la coronilla de tu víctima, dejando a tu paso un reguero frío sobre la piel que te acoge ahí abajo? ¿No preferirías, goterón, aunque otro sea tu infeliz destino, engordar eternamente en el alero del tejado, como un gorrión? ¿Cómo se ve el mundo desde allá arriba, humilde goterón? ¿Qué piensas de tus primos del flamante rascacialos Burj Dubai? ¡Menudo vértigo caer desde ochocientos metros de altura, estamparte sobre cualquier cabeza haciendo que un rastro de pequeños arcoiris quede como epitafio de tu breve existencia!