Microsurcos encantadores

Vinilos
Vinilos

A cuenta del follón éste de las descargas en Internet, me viene a la memoria lo laborioso que era antes adquirir -tampoco hace tanto- productos culturales contemporáneos. Aunque tenía su encanto. De adolescente, procuraba uno ahorrar unas pesetillas para luego ir a buscar -en mi caso en la línea 35 de la EMT que unía Carabanchel Alto con el centro de Madrid- los preciados vinilos a cadenas ya desaparecidas (Discoplay, Madrid Rock…). Años más tarde se acabaron los vinilos, para disgusto de sus defensores, y tuvimos que acostumbrarnos a los cedeses, que nunca tuvieron el encanto de los negros microsurcos. Ahora, caprichos del tiempo, el vinilo vuelve a estar de moda, y curiosamente de la mano de alguna gran distribuidora que en su momento los apartó de sus estantes sin más miramientos, en aras de la modernidad. Vuelta de vinilos al margen, el futuro de la música lleva ya un tiempo entre nosotros: la compra (sí, yo defiendo la compra, mediante sus diferentes modalidades) en Internet,  a un solo clic. No tiene tanto encanto, pero te ahorra tiempo, qué demonios.