
«Desde el jergón, con fiebre y con dolor, doctora, me imagino una delirante versión de El Mago de Oz. Veo a Mariano Rajoy transformado en Judy Garland, con trenzas y zapatos de rubí, cantando Over the rainbow, pero en una versión más acorde para su persona: Over los chuches. Y en su viaje por el camino de baldosas amarillas (aquí también cambia el color original por otro más bien caqui, o caca) no acompañan a Rajoy un león cobarde, un espantapájaros sin cerebro y un hombre de hojalata sin corazón, no. Sus amiguitos son un tal Bárcenas, otro llamado Bigotes y un tercero, el tal Correa, todos muy listos, con la mente muy rápida y las manos muy dispuestas para agarrar lo que sea, los tres brincando y trincando. Es una versión de pesadilla, que me hace sufrir, con lo que a mí me gusta esta obra (la original de L. Frank Baum, llevada al cine en 1939). ¿Me queda mucho de fiebre? Por cierto, doctora, que de esta obra ya clásica se pudo ver hasta el pasado día 18 una estupenda versión en formato musical -para pequeños, pero también para grandes- en el teatro Príncipe Gran Vía, de Madrid, bajo el título El Mago de Oz: El Musical; si la reponen en alguna sala, no dude en ir a verla con la parentela. Sin Rajoy, claro (aunque eso ya va en gustos). Vuelvo al jergón.»
También te sienta bien estar mal o qué bien que estando mal te salga tan bien, Monstruo, me alegro de que vuelvas a asomarte a la Faktuna. ¡¡¡Cómo le gustaría a Mariano ser Judy!!!, incluidas las trenzas.
La política nacional nos hace tener fantasías e imaginaciones calenturientas.