
Tal día como hoy, pero en 1482, una bula papal nombraba inquisidor a un fraile dominico, Tomás de Torquemada, cuyo nombre quedó asociado para siempre a tan siniestra institución de la historia española: la Inquisición, que se mantuvo viva hasta su derogación oficial en el siglo XIX. Viene esta triste efeméride a cuento del proceso abierto contra el juez Garzón, al que algunos pretenden expulsar de la carrera judicial por pretender investigar los crímenes del franquismo; o sea, por hacer su trabajo; o sea, por buscar la verdad de la también siniestra dictadura, por desenterrar aquel pasado sanguinario que aún yace en forma de esqueletos en muchas fosas y cunetas de esta piel de toro. Un caso contra un magistrado de prestigio internacional, que parte de oscuras querellas presentadas por asociaciones ultraderechistas. ¿Alguien entiende algo? ¿Puede alguien echar un ojo, aunque sea harto desagradable, al féretro de Torquemada, no vaya a ser que haya salido de la tumba y ande paseándose por algún despacho?
Olvidas mencionar en tu blog que Garzón también está en problemas por ciertos oscuros tejemanejes y financiaciones igual de oscuras con el Sr. Botín y Banco Santander. Y si es tan bueno y veraz ahora en esta causa contra un muerto (por la gracia de Dios)cuya mortandad necesitó verificar por vía de auto al registro civil, ¿también lo fue cuando intentó enchironar a Felipe González por los GAL?. Porque recuerdo que en el ámbito del PSOE le llamaron de todo menos bonito…