
La abundancia de efemérides produce que, con tanto frenesí conmemorativo, a veces pasemos por alto alguna verdaderamente importante, para reivindicar la vigencia de la obra o de las aportaciones de personas que nos han iluminado en el pasado y lo siguen haciendo. Es por ello que, pasados los fastos navideños, hay que marcar en negrita un aniversario clave: los 50 años de la prematura muerte de uno de los grandes literatos del siglo XX, el francés -de origen español- Albert Camus. Su producción literaria y su trayectoria vital son símbolo de la dignidad humana y del poder de la creación frente a cualquier totalitarismo -no hay que olvidar su compromiso con los republicanos españoles-. Camus es autor de obras clásicas, como El Extranjero, cuya trágica escena central en una playa argelina con un Meursault que representa lo absurdo de la existencia humana está grabada a fuego en la memoria de cualquiera que haya leído este libro. La obra de Camus es un manantial inagotable del que siempre se puede beber.