
Como hoy es el día del Señor y Éste debe hallarse ahí arriba con todas las terminales bien abiertas, muy pendiente de las plegarias y ruegos que se vayan a producir aquí abajo, me tomo la libertad de interpelarle por el caso Munilla. He de precisarle que no formo parte de su grey, mas lo hago en su calidad de presidente honorífico (¿?) del Consejo de Administración de esa milenaria corporación. Así que, ¿conoce las palabras de su empleado? Se las recuerdo: «Existen males mayores que los que esos pobres de Haití están sufriendo estos días. También deberíamos llorar por nosotros, por nuestra pobre situación espiritual, por nuestra concepción materialista de vida» (Munilla dixit). Quizá no las oyera, dado que la confesión del obispo no se hizo en la cadena que Usted administra, pero cualquier asistente celestial se las puede buscar en Internet; seguro que están hasta en el Spotify. ¿Las comparte? Si la respuesta es negativa, ¿le pondrá algún correctivo? ¿Qué tal destinarle una temporada a Puerto Príncipe para ayudar, por ejemplo, a los bomberos españoles que están haciendo un heroico trabajo, propio de dioses?
Al igual que Antonio, yo le sugiero a Munilla que se enfunde en un mono de bombero y se vaya a echar una manita a Puerto Príncipe. Estoy segura de que eso le va a enriquecer el espíritu de una manera… y así verá que no hay nada peor que la muerte de casi 200.000 personas en cuestión de segundos, miles de heridos y millones de desplazados. También se dará cuenta de que nuestra sociedad no adolece precisamente de pobreza de espíritu porque cada vez somos más reflexivos y no nos dejamos adocenar.
Ayudemos a Haití