No gano para detergente

Vociferando
Vociferando

En ocasiones llego a casa con la ropa perdida después de la jornada laboral. Y no es por mi trabajo, que está en una impoluta oficina y no en un taller mecánico lleno de grasa. No. Lo que ocurre es que a veces, cuando salgo tarde, abordo un taxi, y hay veces que en las radios que suelen llevar sintonizadas en estos vehículos salen algunas gentes vociferantes que no paran de proferir toda clase de insultos, calumnias e injurias, generalmente siempre contra el mismo. Y claro, ahí contemplo con impotencia que la ropa se me empieza a cubrir con escupitajos y otras suciedades, y al final de la carrera dan ganas de sacar el paraguas para protegerse, aunque quede raro y pueda suponerle una multa al taxista. Y es que por supuesto que se puede criticar, pero, ¿no lo podrían hacer sin convertir sus bocas en órganos excretores? Sobre cuestiones similares reflexionaba este viernes Gregorio Peces-Barba en un interesante artículo al que no creo que le hagan caso esas voces de esas radios, que por cierto habrán ido a caros colegios de pago donde -es un suponer- les deberían haber enseñado algo de educación y respeto al prójimo, dentro de la discrepancia. No gano para detergente.

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